8 de julio 2010 - 00:00

Dueño de su propio destino

Dueño de su propio destino
Entrada la madrugada del domingo 4, el HPC no sabía de horarios. Las luces de la mayoría de las habitaciones del cuerpo principal del edificio estaban prendidas, algunas vacías, en otras se amontonaban tres, cuatro y hasta cinco jugadores, en la utilería se armaba la ronda habitual de mate pero con gestos más serios. Mientras tanto, Raúl Moschela, el emblemático empleado administrativo de AFA ultimaba detalles del vuelo de línea que en la mañana del mismo domingo, trasladaría a los jugadores y al cuerpo técnico a Buenos Aires. Uno de los allegados de mayor confianza del seleccionador, con la cara desencajada intentaba hacer catarsis con cada uno que le prestara su oído un rato. «Tienen que intentar convencerlo para que siga, la familia de Diego está muy preocupada de que se deprima y caiga en la joda otra vez ...».

La habitación de Diego Maradona, en la planta baja, con el ventanal hacia una de las canchas del predio, era la única con luces apagadas. Adentro, el silencio sólo se rompía por las vueltas que daba el seleccionador en la cama. No aceptó tomar nada para conciliar el sueño, pero era imposible que pegara un ojo. El dolor, la decepción, la tristeza y la decena de preguntas sin respuestas copaban la mente del DT.

Nadie fue a golpearle la puerta, ni mucho menos a brindarle apoyo o pedirle que continúe. El hermetismo era tal que ni los más experimentados quisieron correr el riesgo del rechazo. La versión de que la mayoría de los futbolistas le brindó su apoyo fue una estrategia de los colaboradores para que aparezca calidez, en un momento tan delicado, donde sólo hubo frialdad entre el plantel y el seleccionador.

«Maradona es la única persona en la Argentina que puede hacer lo que quiera, depende de él seguir o no ...», las palabras de Julio Grondona, desde la habitación del hotel pentaestrellas de la ciudad de Sandton, en Sudáfrica, pueden sonar arengadoras para que Diego siga al frente de la Selección, pero tam-bién tiene un mensaje entre líneas: « ... hacer lo que quiera ...», La relación presidente-entrenador casi no conoce de palabras durante 2010.

El diálogo no lo ejercitan desde los primeros meses de este año y si bien hubo palabras de Julio en el vestuario eliminado del estadio Green Point de Ciudad del Cabo, la concentración argentina en Sudáfrica tuvo un hecho que motivó un enojo mayúsculo en el número uno de los dirigentes. El nombre de Oscar Ruggeri fue, desde el mismo gen del ciclo de Diego, un motivo de conflicto entre las partes, de hecho, ante la negativa de aceptar que el «Cabezón» se sume al grupo de trabajo de Maradona, Grondona tuvo en el ex defensor a un enemigo a ultranza desde su papel de panelista televisivo. Diego, provocador nato, invitó a Ruggeri a jugar en el HPC los picados previos a cada partido del seleccionado, una de las cábalas que tenía el DT mientras duró el Mundial. Don Julio lo tomó como una mojada de oreja. Otra más.

Grondona sabe que el magnetismo de Maradona en el planeta se mantiene inoxidable, que en nuestro país supera incluso resultados históricamente tristes como los seis goles ante Bolivia por Eliminatorias o los cuatro que despidieron a Argentina del Mundial. También que su presencia en el banco recotizó el cachet del equipo y que, para el gran objetivo que aparece en la agenda de AFA, la Copa América de 2011 que se jugará en nuestro país, la efervescencia que puede despertar con Maradona incluido en el proyecto provoca que los números cierren holgadamente. Pero claro, no todo lo que brilla es oro. Grondona no sabe cómo hacer para pegar un golpe de timón. Los nombres de Gerardo Martino, Sabella y Miguel Ángel Russo lo seducen para confiar el equipo nacional. Lo cierto es que no quiere ser él quien pague el costo político de no renovarle el contrato al máximo ídolo nacional. La estrategia es desgastarlo, atacarlo en puntos donde Diego no admite hasta aquí negociar, como por ejemplo la pre-sencia de Alejandro Mancuso, su ladero número uno.

Ayer, en diálogo con Radio 10, el vocero de AFA Ernesto Cherquis Bialo confirmó lo que había adelantado Ámbito Financiero hace un par de días: el contrato de Diego Maradona con AFA culminó con la eliminación en Sudáfrica. Mientras tanto, ni el recibimiento multitudinario en Buenos Aires logró sacar de la depresión en la que se encuentra a Diego, que eligió refugiarse en su casa del barrio El Trébol en la localidad de Ezeiza y ni siquiera ha atendido los llamados al celular de dos de sus amigos de fierro como Oscar Ruggeri y Alejandro Mancuso.

Dejá tu comentario