29 de abril 2010 - 00:00

Ejemplos de fortaleza de interés desigual

Moacyr, un hombre que merecería un film para él solo, integra la galería de gente en situaciones difíciles de «Fortalezas», documental que interesaría aún más si se hubieran dejado afuera algunas historias.
Moacyr, un hombre que merecería un film para él solo, integra la galería de gente en situaciones difíciles de «Fortalezas», documental que interesaría aún más si se hubieran dejado afuera algunas historias.
«Fortalezas» (Argentina, 2006-10, habl. en español). Guión y dir.: T. Lipgot y Ch. Behl. Documental.

Hay una larga dedicación detrás de esta película. Años de visitar y acompañar gente en circunstancias difíciles, años de captar su espíritu y luego tratar de sintetizarlo en una hora y media. Esa gente estaba -la mayoría sigue estando- en el Neuropsiquiátrico Borda, la cárcel 32 de Florencio Varela, el hogar de adultos San José, el hospital de leprosos Baldomero Sommer. Pero lo que vemos, lo que mejor nos queda de esas visitas, son los viejitos que se terminan casando, los esfuerzos de otro apoyándose en las paralelas para caminar, la gentileza con que dos leprosos sirven de cicerones a unas estudiantes de la secundaria que los visitan, la energía de un morocho brasileño que, digámoslo metafóricamente, se pone la camiseta de la película y nos guía al sector de cuerpos conservados para estudio, pregunta a su médico sobre las características de la paranoia, tiene ganas de aprender, y además analiza el personaje del tango «María», y canta, un poco a lo Altemar Dutra, el bolero de Tito Rodríguez «Inolvidable».

Moacyr se llama el hombre, ya grande, y bien se merecería una película para él solo. En este caso, le toca compartir el interés de los espectadores con otras personas que también han tenido una vida difícil pero siguen adelante. Tomás Lipgot y Christoph Behl, los autores, prefirieron hacer una película coral, aún conscientes, quizá, del viejo dicho acerca del que mucho abarca y poco aprieta. Tal vez hubieran ganado desplazando para otra ocasión alguna de las historias, como la del preso resentido al que contienen anímicamente sus compañeros, un asunto que difiere de los otros en tono, interés, y hasta empatía. O tal vez podrían armar una serie de capítulos televisivos, con el mismo estilo de «documental de observación» que usan acá, dedicando 50 minutos para cada retrato, lo que ayudaría al espectador a meterse un poco más en cada historia y apreciar mejor esas fortalezas de espíritu que el título destaca. Cada historia es interesante, y tiene algo que decirnos. El detalle es, ¿hay acaso un canal televisivo para este tipo de documentales? Puede ser, pero no entre nosotros.

P.S.

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