9 de noviembre 2010 - 00:00

El díscolo (y muy vendedor) Houellebecq ganó el Goncourt

El polémico Michel Houellebecq recibió ayer el prestigioso premio Goncourt por su novela «La Carte et le Territoire», que a poco de ser publicada, ya vendió, sólo en Francia, 200.000 ejemplares.
El polémico Michel Houellebecq recibió ayer el prestigioso premio Goncourt por su novela «La Carte et le Territoire», que a poco de ser publicada, ya vendió, sólo en Francia, 200.000 ejemplares.
París - El polémico Michel Houellebecq recibió ayer el prestigioso premio Goncourt, que consagra, por fin, al autor vivo más traducido de Francia, por su novela «La Carte et le Territoire».

Con el apoyo de siete de los nueve miembros del jurado, Houellebecq, de 52 años, consiguió en su cuarta tentativa el Goncourt con un texto que parte del ficticio encuentro entre el autor y un imaginario artista francés en Irlanda para analizar la creación contemporánea, pero también la depresión, la locura, la ambición, el dinero, el amor y la muerte. «Nos decidimos en un minuto y 29 segundos, un récord», declaró Didier Decoin, el secretario general de la Academia Goncourt, al anunciar el premio, que es atribuido todos los años en un céntrico restaurante parisino.

El reconocimiento del galardón reafirma el éxito comercial de «La Carte et le Territoire» (El mapa y el territorio, editado en Francia por Flamarion), que ha vendido más de 200.000 copias en dos meses. El Goncourt está acompañado sólo de diez euros, equivalente al precio de una comida en 1903, cuando fue creado, y que ahora no alcanza para mucho, aunque permite al escritor galardonado llegar a un gran público.

El Goncourt premia además la narrativa de un escritor aferrado a una actualidad que descompone con una mirada ácida y oscura, la misma que lo ha convertido en uno de los grandes fenómenos de la literatura francesa contemporánea. «Soy alguien que no se olvida de las cosas malas», comentó el autor tras conocer el fallo del jurado, cuando se dijo «profundamente contento» de haber recibido un premio que amplifica el impacto de la literatura en aquellos que normalmente no se interesan por el mundo de los libros.

Houellebecq, ingeniero agrónomo e informático de formación y autor de «Las partículas elementales» (1998) y de «Plataforma» (2001), entre otros, es un literato que refleja una sociedad estremecedora y apocalíptica. En su prosa, en la que afila su pluma como un estilete, encuentran cabida las reflexiones sobre el arte contemporáneo, el turismo sexual, las compañías aéreas de bajo costo, la clonación o la asexualidad.

A menudo descripto como «lenfant terrible» de la literatura francesa o como el autor de referencia del «fin de la era industrial», Houellebecq no ha dejado nunca de reflejar o anticiparse a algunos de los grandes desafíos de inicios del siglo XXI. Acostumbrado a chapotear en los charcos de la polémica, ya antes de los atentados de Nueva York del 11 de septiembre, Houellebecq se defendió con éxito en los tribunales de quienes lo acusaban de «islamófobo».

«La religión más imbécil es el islam», comentó el intelectual en la revista «Lire» en 2001, en una entrevista en la que aseguraba que «cuando uno lee el Corán, se desmorona» y en la que opinó que «los judíos son más inteligentes y más interesantes que la media» de los seres humanos.

Polifacética y fecunda, la obra de Houellebecq deja pocos formatos sin explorar, pues el novelista, poeta y ensayista es también cantante, director de cortometrajes y columnista. Pero es además sociólogo, pues de sus textos se puede extraer el relato de una Francia y de un mundo contemporáneo, y aborda desde la programación de los medios de comunicación y la revolución de las grandes cadenas de supermercados hasta la interacción de los ciudadanos con sus vehículos, las relaciones humanas, el afecto o el sexo.

El fallo del Goncourt, el más importante de los premios literarios franceses, fue casi simultáneo al del Renaudot, que recayó en Virginie Despentes por su obra «Apocalypse bébé». Se trata de una novela de intriga que se desarrolla entre París y Barcelona y en la que confluyen desde detectives privados hasta atípicos personajes de los bajos fondos más alternativos. Despentes, de 41 años y codirectora en 1998 de la película «Baise-moi», inspirada en la novela homónima, es también autora de títulos como «Bye bye Blondie» o «Teen Spirit».

Agencias EFE, DPA y AFP

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