21 de agosto 2015 - 00:00

El idealista de izquierda que devino en un Maquiavelo

Atenas - A comienzos de año Alexis Tsipras se mostraba como un idealista, pero en el cargo de primer ministro de Grecia se convirtió cada vez más en un político astuto en el manejo del poder. Tras meses de tiras y aflojes, ayer fluyeron los anhelados primeros millones del nuevo programa de rescate y solamente horas después el jefe de la alianza de izquierda Syriza se volcó a una nueva batalla, esta vez en su propio país.

Tsipras anunció su renuncia y de esta manera allana el camino para la celebración de nuevas elecciones. El objetivo: anular la oposición al interior de su partido.

Según indicaron fuentes cercanas al jefe de Gobierno, el pueblo deberá decidir en nuevos comicios cuánta importancia política realmente puede atribuirse el ala de izquierda más radical de Syriza. Sus representantes se oponen a la política de recortes que Tsipras acordó con los acreedores internacionales y le obstaculizaron el camino votando reiteradamente en contra en el Parlamento, tres veces desde comienzos de julio.

Sorpresa


Tsipras domina desde su temprana juventud la táctica de sorprender permanentemente al adversario. Tuvo una carrera política clásica de izquierda. Dio sus primeros pasos en política en los años 90 como líder de las protestas de estudiantes. Se convirtió en miembro de la Juventud Comunista de Grecia (KNE). Luego se sumó al movimiento antiglobalización y a la por entonces intrascendente alianza de izquierda Syriza.

En el verano de 2001 su compromiso político lo condujo al centro de las violentas manifestaciones contra la cumbre del G8 en Génova, Italia. Un diario británico desempolvó hace algunas semanas las fotografías que muestran al joven griego al margen de enfrentamientos con policías italianos.

El camino desde las calles de Génova hasta la sede de Gobierno de Atenas es la obra maestra de Tsipras, que hoy tiene 41 años. Las turbulencias y tormentas de la crisis financiera lo condujeron adonde nadie lo esperaba: en enero pasado puso punto final al bipartidismo griego de conservadores y socialistas. Bajo la conducción de Tsipras, Syriza experimentó un crecimiento fulminante, del 4,6% de los votos en el año 2009 al 26,9% en 2012. El 25 de enero pasado ganó las elecciones claramente con el 36,3% de los votos.

Y todos los sondeos apuntan a que la agrupación también se impondrá en los próximos comicios -posiblemente el 20 de septiembre-. De todas maneras no está claro si lograría la mayoría absoluta. Actualmente gobierna en una difícil coalición con los populistas de derecha.

La razón para que Tsipras se impusiera entonces fue que muchos griegos estaban hartos de las promesas de los viejos partidos de Gobierno, que con su nepotismo condujeron a Grecia a las profundidades. Y Tsipras, que no formaba parte de la vieja élite de poder, parecía abrir un nuevo camino. Padre de dos niños, Tsipras vive con su compañera en Kypseli, un barrio de trabajadores y empleados en Atenas.

Para muchos, Tsipras continúa siendo un misterio. Tsipras se muestra cortés, tiene una sonrisa ambigua, y de golpe aparecen las palabras combativas y con el puño cerrado quiere combatir al neoliberalismo. Pero también sabe cuándo debe ceder. De esta manera realizó durante la más reciente cumbre del eurogrupo un giro de 180 grados y aceptó un duro programa de recortes a cambio del rescate de su país con un nuevo paquete de ayuda por hasta 86.000 millones de euros.

Agencia DPA

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