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En campaña bis, un acuerdo político, la clave para Macri
Se trata de una mesa de funcionarios y legisladores privilegiados que, entre otros, contó con la asistencia de la estrella electoral para el PRO, María Eugenia Vidal, Emilio Monzó, el asesor Jaime Durán Barba y Gabriela Michetti. No se agregaron sillas para los ganadores de la elección del domingo, donde bajo el sello Cambiemos, radicales y macristas conquistaron más de medio centenar de intendencias, entre ellas la de Lanús que asumirá Néstor Grindetti, en quien había pensado Horacio Rodríguez Larreta (también de la tenida) para que continuara como ministro de Hacienda en la Ciudad de Buenos Aires.
Se intercambiaron elogios, claro, y se repasó en esa mesa algunos números en el mismo sentido. Por ejemplo, que la provincia de Córdoba fue la mejor elección de Cambiemos, obteniendo más porcentaje que en la Capital Federal con la marca del 53,24% en un territorio donde José Manuel de la Sota, aún con alianzas con Macri para intendencias, se esforzó en la campaña a favor de Sergio Massa. El segundo guarismo se los dio la Ciudad de Buenos Aires, con el 50,55% de las adhesiones para la candidatura presidencial, lo que significó un récord también respecto de elecciones anteriores del PRO y el tercer territorio de más votos para Macri-Gabriela Michetti lo marcó la provincia de Mendoza con el 40,80% y en cuarto lugar Entre Ríos, provincia donde con el 37,82% apenas superó Cambiemos al Frente para la Victoria, que obtuvo 37,60%, es decir un empate.
Como sea, Monzó, puntilloso, le explicó a Macri el aumento de simpatías respecto de las PASO, traducido en aritmética. Para el ministro de Gobierno porteño, sin duda la provincia de Buenos Aires fue trascendente pero también en Córdoba, señaló que Cambiemos subió 23 puntos, mientras que otros 15 puntos los agregó en Mendoza con respecto a las Primarias de agosto y 14 puntos tanto en Catamarca (inclusive sin visitas de Macri a esa provincia) como en Corrientes.
La idea de Durán Barba con respecto al balotaje es que "hay que hacer que aquellos que no votaron a Macri ni a Scioli vean en Mauricio al menos malo". Lo contó, inclusive, en una entrevista única que dio a un diario mendocino antes de las elecciones, donde explicó: "Un balotaje se gana desde mucho antes, con actitudes que hacen que aquellos que no votan ni por Macri ni por Scioli vean a Macri como el menos malo. La estrategia se dirige a los electores, no a los dirigentes. Si Massa ayuda, bien; si no, no importa... Los electores son cada vez más rebeldes, hacen lo que se les da la gana, diga lo que diga el jefe". Durán Barba, que pasó por la Juventud peronista en Mendoza, cuando estudiaba en los '70 Ciencias políticas, también piensa que los errores que comenten los encuestadores en sus pronósticos "tienen que ver con el uso del teléfono. Cuando se empezó a hacer encuestas telefónicas la gente se sentía contenta, pero le ha agarrado fobia al teléfono. Entonces la encuesta se deforma y muchos desertan, el 70 %, y sólo responde el 30".
No muy seguidor de los mandatos del ecuatoriano, Monzó, que revalidó su título con todos los honores como armador de la campaña de Macri, explicó ayer a esa tribuna reducida que la segunda vuelta electoral no tiene tanto que ver con las actividades del candidato sino "con un acuerdo político" y que ese arreglo, habría que resolverlo con Massa, quien en definitiva tuvo el 21% de votos que finalmente definirán la sucesión presidencial. El resto se lo llevó la izquierda, que votará en blanco; muy poco Margarita Stolbizer y casi nada Adolfo Rodríguez Saá.
Así arrancaba ayer la nueva campaña de Macri, que ya tiene armada agenda al interior del país, con parada en Tucumán para esta misma semana y, además, repeticiones en la provincia de Buenos Aires junto a Vidal, que superó en votos a Daniel Scioli en esa geografía.
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