29 de enero 2014 - 00:00

“Esoterismo es una palabra que adquirió mala prensa”

García Bazán: “Gnóstico es el que conoce. Borges veía que en los gnósticos hay una profundidad que escapa de la forma normal de ver la religión cristiana, por eso se interesó y dio conferencias sobre el tema”.
García Bazán: “Gnóstico es el que conoce. Borges veía que en los gnósticos hay una profundidad que escapa de la forma normal de ver la religión cristiana, por eso se interesó y dio conferencias sobre el tema”.
El gnosticismo es una mística secreta de salvación según la cual los iniciados no se salvan por la fe en el perdón gracias al sacrificio de Cristo sino que se salvan mediante la gnosis, o conocimiento introspectivo de lo divino, que es un conocimiento superior a la fe, es decir que el ser humanos es autónomo para salvarse a sí mismo. Jorge Luis Borges fue un divulgador de las ideas del gnosticismo y de algunos de los principales heresiarcas. Francisco García Bazán, investigador superior del CONICET, Presidente de la Fundación de Estudios de la Antigüedad Tardía, miembro de la Academia Nacional de Ciencias, que es considerado mundialmente una eminencia en los estudios del gnosticismo, la filosofía griega, la patrística y la Historia de las Religiones, acaba de publicar el libro "La Biblioteca gnóstica de Nag Hammadi y los orígenes cristianos", que editó El Hilo de Ariadna. García Bazán ofrece en esta charla algunas de las claves de un descubrimiento inesperado de una conjunto de códices que llevan a pensar de otro modo una etapa crucial de la humanidad.

Periodista: ¿Por qué Jorge Luis Borges se interesó tanto por el gnosticismo?

Francisco García Bazán:
El pensamiento gnóstico se caracteriza por lo que dice la misma palabra. Gnóstico es el que conoce. En el centro del gnóstico está el conocimiento antes que la fe, que es lo que está en el centro del pensamiento cristiano habitual. Borges veía que en los gnósticos hay una profundidad que escapa de la forma normal de ver la religión cristiana, por eso se interesó y dio conferencias sobre los gnósticos. Se interesaba sobre todo por el gnosticismo de Alejandría, porque para él Alejandría tenía una tradición de cultura superior a la romana, porque en Roma el conocimiento se combina con la normativa, y en Alejandría era un pensamiento que buscaba profundizar sin que hubiera pautas que lo limitaran. Es algo que Borges capta enseguida. En 1978 se descubre El Evangelio de Judas, que provoca un gran lío, en algo que él había advertido. Los literatos abren muchas veces el panorama científico. No es que sean científicos pero dan hipótesis que permiten que el científico profundice. En el caso de Judas fue así. Borges veía allí un problema. Cómo el hombre al que llamó Jesús, que era su confidente, que le da la economía del grupo, la administración de un grupo errante que tenía que tener medios de subsistencia, resulta que después lo traiciona. En el Evangelio de Judas se ve que en realidad fue un gran colaborador para esa historia de la Salvación, pero de la Salvación del espíritu, no del hombre en su conjunto. Esas cosas para Borges eran muy atractivas. Cuando saqué mi primer libro del gnosticismo, un comentario en la revista de la Universidad católica de Lovaina empezaba diciendo: en Buenos Aires, esa ciudad del esoterismo, donde Borges también escribe sobre ese tema. Un investigador, como era mi caso, y una cumbre de la creación, se interesaban por el gnosticismo.

P.: Borges le entrega un libro suyo para que lo publique la esotérica editorial Kier por agradecimiento a lo que él había aprendido en los libros que ellos sacaban.

F.G.B.: El esoterismo es una palabra que ha adquirido mala prensa, pero es etimológicamente la búsqueda por lo interior, no por lo externo. Es lo oculto, y eso produce antipatía. Lo profundo suele tener que ver con lo oculto. Y es un saber que se tiene que transmitir ocultamente, para que su calidad no se pierda, entre pocos. No es elitismo, es la necesidad de mantener la calidad. Y la pueden mantener los que comprenden la calidad de los saberes. Eso es lo inclinaba a Borges hacia este tipo de conocimientos.

P.: Hay una graciosa confusión en alguna gente entre gnosticismo y agnosticismo.

F.G.B.:
Son palabras que se oponen. Gnosticismo tiene que ver con un movimiento en relación al conocimiento, agnosticismo con la duda de que se pueda conocer, porque si hay cosas tan extraordinarias me separo de ellas porque no sé si puedo llegar a saberlas. Diferente es el escepticismo, el que duda de que se pueda conocer en el fondo lo profundo. El vocabulario en Occidente nos ha llevado a restricciones. Hablar de lo divino se refiere cristianamente a lo que tiene que ver con Dios, al que pensamos de carácter personal, y sobre todo un Dios que se ha abierto hacia el hombre. Pero las religiones tiene un número muy grande, y se diferencian unas a otras en lo divino, en el Dios personal, pero no en lo sagrado. Y lo sagrado, como dijo Max Scheller, tiene una atracción tan extraordinaria que al mismo tiempo da rechazo. Cuando uno se aproxima ve que es tan infinito y extraordinario que tiende a irse hacia atrás, es como el fuego, al acercarse quema. Lo sagrado es común a todas las religiones y por eso es posible un diálogo.

P.: Usted, en ese sentido advierte los lazos gnósticos entre judaísmo, cristianismo y catolicismo.

F.G.B.:
Tenemos las religiones exotéricas, las más externas, el judaísmo, el cristianismo, el islamismo. Tienen una fuente común de ser, según se decía, Religiones del Libro, religiones que tienen que ver con Abraham. Ahí hay una confraternidad de carácter histórico, pero debajo en el pensamiento profundo, otra forma de hermanar a los hombres tiene que ver con lo esotérico, con lo interior, y eso ya no es sólo de las tres grandes religiones que dominan Occidente, esa adhesión a lo interior que lleva al Dios oculto, al Dios infinitamente inefable, es universal, se ve en todas las tradiciones religiosas. Acompaña al exoterismo con su culto, su doctrina, su moral, y al esoterismo con ritos ocultos, doctrinas para los pocos, y comportamientos en comunidades pequeñas.

P.: ¿Qué es la Biblioteca gnóstica de Nag Hammadi?

F.G.B.:
El gran fenómeno del siglo XX desde el punto de vista de la investigación histórica y religiosa. En 1945 un campesino egipcio, que va a buscar abono junto al macizo de Jabel-al-Tarif, descubre una jarra de medio metro de altura, y en su interior un conjunto de códices, de libros encuadernados. ¿Por qué allí? Los gnósticos habían sido condenados por la iglesia que se iba haciendo fuerte como Iglesia Católica. Aparece el concepto de herejía en algunos grandes santos cristianos, el primero es San Justino, al que llama a Roma el Papa Iginio, que también era filósofo. Era una iglesia doméstica sin templos, por eso hay libertad, en cada una se puede pensar aún de forma más profunda o más superficial. Poco a poco la cosa se va centralizando. Los gnósticos, que piensan las mismas realidades pero de forma diferente, se ven exigidos a irse de Roma. Y un lugar apropiado para ellos es Alejandría, donde se cultiva la filosofía con libertad. No se busca seguir la orden que da el obispo, el hombre creado por los mismo cristianos, que fiscaliza, vigila y es pastor. En Alejandría el fiscalizar y ser pastor es profundizar en la enseñanza, no crear una catequesis para difundirla, sino ahondar, es una iglesia investigativa. Cuando va creciendo el control, los gnósticos se van retirando hacia el desierto. Es un grupo de gran cultura. Y ese es el origen del hallazgo de esa sorprendente biblioteca. Si la enterraron es porque en su pensamiento esotérico consideraron que esos testimonios tenían futuro, una cosa es que los persiguieran, otra cosa es que tuvieran esos textos traducidos del griego al copto, una lengua sagrada, era una sabiduría que había que mantener.

P.: Y el campesino que descubre esa biblioteca se vuelve un asesino.

F.G.B.: Era una tipo de venganza de la familias campesinas de esa zona. Habían matado al padre y él se toma la venganza, y luego tiene que huir para matarlo. Deja en la casa los códices que halló y la madre piensa que la mala suerte los está acompañando, y quema parte de ellos para calentar el té. Pero un maestro los salva, los lleva a un experto que dice que son valiosísimos documentos antiguos. Si en 1977 recién aparece la primera traducción es por el problema de los eruditos y las ideologías. El primer códice fue el llamado Códice Jung, porque el famoso psicólogo dio su instituto para que allí trabajara un equipo internacional. Cuando en Estados Unidos se dan cuenta del valor forman un equipo y dicen que la UNESCO debe intervenir, y consiguen el apoyo de Henry Kissinger para que se entregue la Biblioteca de Nag Hammadi a la UNESCO.

P.: ¿Y qué hay en esos documentos?

F.G.B.: El eje es que la salvación es posible por el conocimiento, y no por la fe. Todo eso se conocía por la polémica que había creado el término hereje. Y herejía quería decir opción, elección de pensamiento, se convierte en una elección mala, perversa. La biblioteca de 47 folletos, en 13 códices, permite conocer los documentos de los considerados herejes, lo que los gnósticos pensaban realmente. Muestra al gnosticismo como un movimiento cristiano de los comienzos, con sus ideas sobre la resurrección, y un modo de entender los diversos movimientos cristianos, tres por lo menos, los protoortodoxos, los gnósticos y los judeocristianos, los seguidores de Santiago, el hermano del Señor, con el cual se peleaba Pablo y Pedro se mantenía en el medio.

P.: ¿Qué está escribiendo ahora?

F.G.B.:
Junto a "La biblioteca gnóstica de Nag Hammadi y los orígenes cristianos" salió "¿Jesús estaba casado?", que publicó Lumen, donde yo sostengo que no estaba casado pero está todo el tema que tanto se ha debatido. Va a salir ahora una antología sobre San Francisco de Asís, y estoy preparando un libro sobre el Papado en la Historia, que no es perverso como han dicho unos ni santísimo como han dicho otros, y el origen mismo fue una división de ideas.

Entrevista de Máximo Soto

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