3 de mayo 2019 - 00:01

Sístole y diástole de la canción

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Si la vida fuera un episodio épico, el corazón sería una bomba de tiempo siempre a punto implosionar. En “Nuclear”, Leiva, uno de los tres artistas españoles más influyentes de los últimos tiempos, realiza un viaje primitivo hacia la canción. Un trabajo simple y directo donde también ofrece la posibilidad de desnudar cada pieza. Y es que Leiva tiene la facultad natural de la exposición: una fractura expuesta de corazón que, en este disco, se reconfigura. “Si la mitad de nuestros dramas fueran de verdad, no habría nada que nos pudiera salvar”, dice en el tema que da nombre al disco. Y en esa frase deja clara una madurez sentimental.

“Con una guitarra beatle siempre de fondo (más Harrison que nunca), Leiva va del medio tiempo de “En el espacio” al rock and roll furioso de “Lobos”, canción dirigida a alguna persona cercana que lo traicionó. Justamente en esta faceta se ve el trabajo de guitarras del productor Carlos Raya, un verdadero número uno.

Claro, el amor después del desamor no queda afuera. Las referencias a la actriz española Macarena García y al cine en temas como “Godzilla” y “El Gigante de Big Fish” muestran su mejor perfil. En la primera, Enrique Bunbury lanza la frase perfecta del disco: “Sigue perdida en mi laberinto mental, desde el pecho a la garganta trepa cada mañana, luego, por el tobogán, se desliza hasta la tráquea, agarrada a mis costillas, le cuelgan las piernas. Algunos días me espera despierta”. Como si fuera una de esas mujeres que Galeano tenía atravesada entre los párpados. Mientras que en la segunda cuenta una hermosa historia sobre un suceso real: un encuentro epistolar entre una mujer y el actor que interpreta al gigante de una de las mejores películas de Burton.

Bruno Lazzaro

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