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Forrajes: la clave está en obtener la mayor cantidad de nutrientes
La correcta confección de los silajes cumple un rol fundamental en la alimentación. Las claves a tener en cuenta.
El porcentaje de digestibilidad de la fibra afecta en forma directa la incorporación de nutrientes al rumen, limitando el potencial productivo, lo mismo ocurre con el agua contenida en los silajes, que además de limitar el consumo de materia seca, impacta en el movimiento de los nutrientes que se desean incorporar en un mixer, comedero para destinarlo a la producción animal. Se necesitan animales que permitan obtener una mayor producción de leche/hectárea o, novillos terminados en menor tiempo.
Para terminar novillos gordos en dos años y un peso estimado entre los 450 y 460 kilos se deben alimentar de la mejor manera posible en todo el ciclo productivo, pero cuando las reservas no tienen los parámetros deseados, sin duda el período de terminación se extenderá, disminuirá la rotación, la velocidad productiva y como consecuencia, también la rentabilidad del negocio.
En este punto deberemos pensar en nutrientes y no en volumen porque los nutrientes significan productividad, mientras que el volumen excesivo ocupará un espacio rumial en el animal y limitará la incorporación del alimento.
Otro dato a tener en cuenta es que la fibra es necesaria para el funcionamiento físico correcto del rumen, pero debe estar en valore de FDN (Fibra detergente neutra), que limita la ingesta de nutrientes. El otro parámetro ligado a la ingesta es el porcentaje de materia seca.
La digestibilidad está ligada con la energía contenida en los forrajes, que afecta el porcentaje de uso de forrajes y nutrientes a nivel rumial, por eso es importante considerar algunos factores a la hora de analizar y planificar la confección de los forrajes conservados para llevar la mayor cantidad de nutrientes del campo al rumen del animal, para optimizar los procesos productivos.
A la hora de definir la confección de las reservas forrajeras, el primer paso es la elección de los lotes que se utilizaran para confeccionar los rollos o fardos de heno: "Debemos destinar los lotes de mayor producción de materia seca a la conservación y dejar los de menor calidad para el pastoreo mecánico", recomendó Cattani.
Esta estrategia permite retardar la invasión de malezas porque la maquinaria, al momento de corte del pasto, no es selectiva y a la vez se alarga el tiempo de permanencia de la pastura. Asimismo, el mayor volumen de forrajes mejora la eficiencia del trabajo de los acondicionadores mecánicos y disminuye las pérdidas ocasionadas por los recolectores de la enfardadora y, mejora la calidad total del forraje cosechado, además de permite bajar los costos.
A la hora de analizar los costos promedios de un rollo de pasturas, se observa que esta última tiene un mayor costo que la maquinaria, con lo que se refuerza la decisión de arrancar con un lote que presente un muy buen stand de plantas para poder bajar todo el costo del forraje conservado en forma de heno.
La hora del corte
El momento en que se realiza el corte tiene relación directa con la calidad del forraje obtenido, pero la cosecha de pasto no se debe realizar cuando la planta se encuentra en un estado avanzado de desarrollo, porque aumenta el porcentaje de fibra y disminuyen los niveles proteicos, con lo que se obtendrán menos nutrientes por kilogramos de materia seca digerible. En el caso de las gramíneas, si se buscan altos índices de proteicos se deberá trabajar con la planta en estadio de hoja bandera (etapa anterior a la floración).
Si se trabaja con cereales de invierno, caso avena, se puede lograr un aumento energético importante si se estira el período de corte hasta el momento en que se forma el grano, cuando adquiere un aspecto pastoso.
Si los rollos se harán con leguminosas, como la alfalfa, el momento más adecuado para el corte es cuando la planta tira el nuevo rebrote y que no supere los 3 centímetros para no dañarlo con la cortadora. De esta manera se logrará una mayor cantidad de cortes durante el año y se obtendrá más producción de materia seca por hectárea y un mayor contenido proteico.
La altura del corte es otro aspecto de importancia, pero está condicionado por el tipo de especie que se trate. Para el caso de la alfalfa que en Argentina suma un gran volumen de forraje en forma de heno, primero es conveniente trabajar en un lote nivelado para permitir el corte a 5 centímetros. Se recomienda la utilización de acondicionadores de forraje para no desaprovechar el pasto.
A la hora de rastrillar el pasto en forma mecánica, se aconseja no contaminarlo con tierra o material muerto; rastrillar a velocidades que no superen los 7 u 8 kilómetros/hora; hacerlo con un remanente de humedad contenida en sus tejidos para evitar la pérdida de hojas y favorecer el aireado para acelerar el proceso de secado.
La recolección del forraje se debe realizar con un máximo de20 puntos de humedad, porque de esa manera se inhibe el riesgo de calentamiento del forraje y mantiene su calidad durante todo el período de almacenaje.
Cattani recomendó retirar los rollos o fardos del lote una vez finalizada su confección para facilitar el crecimiento del forraje y no apisonarlo en su etapa de desarrollo. También aconsejó ubicarlos en zonas altas con pendiente para facilitar el escurrimiento del agua y taparlos para evitar que se mojen.
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