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Impondrán el martes una seguridad obsesiva
Más de 12.500 soldados y reservistas militares, miles de policías metropolitanos al igual que personal de 57 departamentos de todo el país llegarán a Washington para proteger la ceremonia -y a Obama- de cualquier ataque terrorista el martes, indicaron funcionarios.
Con estimaciones de que la cifra récord de dos millones de personas asistirá a la ceremonia, el Departamento de Seguridad Interior considera la jura de Obama un acontecimiento de seguridad nacional especial.
«Pienso que todos debemos estar preocupados por un ataque químico, biológico, potencialmente radiactivo», dijo el miércoles el mayor general Richard Rowe, director del Comité de las Fuerzas Armadas para la toma de mando.
Para hacer frente a la amenaza, funcionarios se ocupan de poner en marcha la que se ha considerado la mayor y más avanzada operación de seguridad para una toma de mando en la historia.
En la capital habrá patrullas aéreas, instalaciones de misiles tierra-aire, rondas con lanchas en el río Potomac, análisis de amenazas químicas y biológicas, organización de apoyo médico a gran escala en caso de un ataque y seguridad en el terreno, tanto visible como de incógnito.
Pero una «tormenta perfecta» de factores se avecina en los próximos meses, lo que hará que la seguridad especial en torno a Obama deberá ser mantenida por bastante tiempo más, dijo Mark Potok, director del Proyecto de Inteligencia en el Centro Southern Policy Law (SPLC), que monitorea grupos racistas. Entre los factores externos se incluyen la recesión económica, que puede alentar a grupos de odio o extremistas en Estados Unidos, algunos de los cuales están «indignados por la presencia de un hombre negro en la Casa Blanca», dijo Potok.
«Es obvio que nuestro primer presidente negro enfrenta algunos peligros que otros presidentes no tuvieron», agregó, y destacó que Obama comenzó a recibir protección especial 18 meses antes de la elección del 4 de noviembre, antes que cualquier otro candidato.
El SPLC informó que el Servicio Secreto, que se encarga de la seguridad de los presidentes, reconoce que Obama ha recibido más amenazas que cualquier otro presidente electo en la historia. Algo que incluye el arresto de dos supremacistas blancos en Tennessee días antes de la elección por su planes para asesinarlo.
Los ataques y las amenazas han aumentado en forma considerable a partir de su triunfo, desde ataques físicos y la quema de cruces -acción típica de los supremacistas blancos del Sur asociados al Ku Klux Klan- hasta escolares de segundo grado que cantaron «asesinen a Obama» en un autobús escolar de Idaho (noroeste) en noviembre pasado.
Potok agregó que efigies de Obama ya fueron ahorcadas en numerosas oportunidades.
Un hombre residente en California fue arrestado la semana pasada por haber colocado una nota en internet en la que predice que «él (Obama) tendrá una cal.50 (bala calibre 50) en su cabeza pronto».
El Servicio Secreto no provee detalles sobre el nuevo régimen de seguridad, pero ha indicado que está listo para cualquier contingencia.
El color de la piel del nuevo presidente se ha sumado a las preocupaciones sobre la seguridad en un país en que hay más de 200 millones de armas legalmente adquiridas, unas 30.000 muertes por armas de fuego anuales y donde ya fueron asesinados cuatro presidentes.
Fred Burton, vicepresidente de antiterrorismo y análisis de inteligencia geopolítica en la firma Stratfor, dijo que «el problema es una cosa cuando uno conoce al potencial atacante y tiene pistas a seguir», pero el desafío es otro «cuando se buscan fantasmas».
Obama, que desde el martes se trasladará en una limusina Cadillac capaz de resistir hasta un ataque con granadas autopropulsadas, dijo a The New York Times durante la campaña electoral: «Tengo la mejor protección del mundo... así que dejen de preocuparse».
Agencia AFP
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