Diputados en el influyente Comité 1922 conservador, considerado el barómetro del sentimiento del partido, adelantaron que si Cameron no lograba mantener a Escocia en el Reino Unido entonces el primer ministro perdería el apoyo de su propia fuerza política.
"Va a ser culpado si hay un voto por el 'Sí", dijo un legislador, bajo condición de anonimato, y agregó que varios miembros del partido pedirán al premier que renuncie si eso sucedía.
Los conservadores tienen una larga historia de echar a los líderes si los legisladores temen por su propia reelección, Margaret Thatcher lo padeció en 1990 cuando la revuelta interna la sacó de su cargo. Y la mayoría ya está preocupada de que el euroescéptico UKIP pueda engullir sus votos en las próximas elecciones parciales, lo que no parece imposible considerando que esa fuerza fue la sorpresa en los comicios europeos de mayo.
Muchos recuerdan que fue Cameron quien vetó introducir una tercera opción en el referendo escocés que ofrecía una mayor descentralización, apostando a que una estrecha pugna entre el "Sí y el "No" sobre la independencia daría una clara victoria al statu quo.
Pero inesperadamente, el escenario podría ser otro si se cumple la proyección de la última encuesta de YouGov que da al independentismo un 51% del apoyo.
Por eso, ayer los dirigentes de los tres principales partidos británicos Cameron (conservador), Ed Miliband (laborista), y el viceprimer ministro Nick Clegg (liberaldemócrata) se desplazaron a Escocia tras cancelar su intervención semanal en el turno de preguntas al primer ministro en la Cámara de los Comunes y dieron sobre el terreno un último espaldarazo a la campaña por la unión de Reino Unido.
En un discurso en Edimburgo, el primer ministro rogó a los escoceses que no confundan el referendo de independencia del jueves 18 con unas elecciones generales y no emitan un voto de castigo contra el Partido Conservador. El resultado afectará "al próximo siglo, no a los próximos cinco años. Se me rompería el corazón si esta familia de naciones se despedaza", dijo Cameron.
También advirtió que si Escocia rompe la unión de 307 años, no podrá mantener la libra como moneda, se perderán empleos y la seguridad se debilitará. "Las instituciones financieras se alejarían rápidamente a otras partes de Reino Unido. A Panamá le ocurrió por no ser responsable de su moneda, te puedes quedar sin dinero", alertó sin explicar qué clase de crisis atribuye a ese país.
Ante la incertidumbre del resultado, inversores y ahorradores escoceses comenzaron a trasladar miles de millones de libras a Inglaterra por temor a las consecuencias de una secesión.
El precipitado viaje de los tres principales líderes políticos británicos fue percibido por el primer ministro escocés, Alex Salmond, como un "intento desesperado" por evitar la independencia. "Lo que vemos hoy, por otro lado, es el 'Equipo Westminster' volando a Escocia un solo día porque les entró pánico", opinó.
Agencias Reuters, EFE, AFP y ANSA |
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