Periodista: Acaba de aparecer "Sarna con gusto". ¿Esa novela policial situada en Valladolid la escribió en Buenos Aires?
César Pérez Gellida: Voy bastante por delante del calendario de publicación, y tiene una razón de ser: no trabajo con un argumento que tenga antes de empezar a escribir, tengo una idea vaga de lo que quiero plasmar, con unas claves que me voy marcando, pero no sé por dónde va a circular la historia. Es una improvisación organizada. Llevo las riendas pero dejo que los personajes conduzcan la acción. Cuando me encuentro con problemas, no los borro ni los salto. No uso la tinta mágica de los autores de policiales; sigo el proceso de investigación real. Tengo la suerte de contar con un inspector de homicidios, Urtzi, que me ha ayudado desde mi primera trilogía, "Versos, canciones y trocitos de carne". "Sarna con gusto" está dedicada a él por el trabajo que hemos hecho juntos. Yo me voy generando problemas, y con él los voy resolviendo en base a los métodos y las herramientas de la policía real. Si las novelas gustan tanto es porque se sale de los clichés que tenemos como lectores. Al final uno cree que se resuelve todo como en las películas estadounidenses, lo que no es cierto, o en las novelas donde la investigación es un ingrediente. En mi caso la investigación, si bien no justifica toda la novela, es un elemento que permite ser muy fiel a la realidad, y que me distingue.
P.: Supo encontrar un rasgo narrativo que le es propio.
C.P.G.: Yo era un profesional del marketing y un día sin saber bien por qué me lanzo a escribir sin ninguna pretensión de publicar, de dedicarme a la literatura, porque no es algo que tuviera en la cabeza desde pequeño. No tiene nada que ver con eso. Tienen que ver más con lo casual que con lo vocacional. Tengo problemas para conciliar el sueño. Uno de los métodos que he utilizado es inventarme historias hasta que me duermo, y que enlazo una noche con otra. Un día se me dio por escribir esa historia, y ha derivado en la primea trilogía donde un narcisista se convierte en asesino en serie. Pero lo central no son los crímenes sino por qué alguien puede caer en la sociopatía. Quien se enfrenta a ese asesino serial es el inspector de homicidios Ramiro Sancho, a quien retomo en esta segunda trilogía que está apareciendo ahora, con casos que se alejan del asesinato. Una de las claves que me había propuesto es salirme de la estética del homicidio, que es la fórmula habitual de la novela negra, de los policiales en general, y quería buscar rincones distintos. Hay delitos como la privación de la libertad que son tan terribles, o más, que el atentar contra la vida de una persona. El secuestro es un delito en progreso, una agonía que implica a la familia, que no se sabe cuándo va a terminar. En "Sarna con gusto" el secuestro se cuenta entero, hasta donde se puede contar porque no se trata un manual del buen secuestrador. El secuestro me ofreció la profundidad de contarlo en 360 grados: la secuestrada, los policías, los investigadores, la familia, y los secuestradores. El lector está dentro de eso, y voy quitando el aire para que la atmósfera esté cada vez más enrarecida, y cueste seguir pasando páginas; es muy dura.
P.: Otras de las características de sus policiales es que son audiovisuales. Capítulos cortos, acción, suspenso, y mención de temas musicales.
C.P.G.: Yo no agrego canciones porque se me ocurre, a través de las canciones que surgen de la trama me comunico con el lector, transmitiendo sensaciones y emociones del personaje a quien corresponde esa banda sonora, cuya lista aparece en la página final del libro. Con Warner Music publicamos la banda sonora de la primera trilogía, con algunos temas elegidos con otros inéditos que trabajé con el músico Iván Ferreiro, dentro de las características de una renovadora literatura audiovisual.
P.: Después de cinco exitosas novelas, ¿Qué es para usted la novela negra?
C.P.G.: No son conejos que salen de la galera. Para mí, y muchos escritores huyen de lo que digo, es entretenimiento. Y lo segundo, en mí, es ser muy honesto con lo que cuento. Me molestan las novelas donde todo se explica al final y justifican todo lo anterior. Eso es deshonesto y sin elaboración. Hoy poder ocupar el tiempo de una persona es algo casi imposible por las opciones audiovisuales que existen. Antes la aventura del libro era el parangón del entretenimiento, pero hoy la lectura ha pasado a un segundo lugar.
P.: ¿En qué está ahora?
C.P.G.: Revisando "Cuchillo de palo", segunda etapa de la trilogía "Refranes, canciones y rastros de sangre", y comenzando "A grandes males", que se desarrolla en Buenos Aires. Al buscar salirme de la estética del homicidio me encontré con el maravilloso mundo de la masonería. Y en la nueva trilogía trato de una organización delictiva que tiene tintes masónicos. Y al llegar a la Argentina encuentro que estoy en uno de los países cuna de la masonería. Y eso da otros ingredientes a mi novela negra. Por otra parte, estoy revisando el guión del capítulo piloto de televisión de una miniserie basada en mi primera trilogía.
Entrevista de Máximo Soto |
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