15 de mayo 2009 - 00:57

Negativo: producción de acero cayó el 44% en abril

• Es en comparación con un año atrás. Lo mismo ocurrió con el hierro

Negativo: producción de acero cayó el 44% en abril
Como reflejo de la caída del nivel de actividad, la industria del acero siguió operando en abril al 50% de la capacidad instalada. Se produjeron sólo 278.900 toneladas de acero, lo que, si bien representa un 7,7% de incremento respecto del mes anterior, implica una caída del 44,3% frente a abril de 2008.

El balance del primer cuatrimestre arroja una merma de la producción de acero del 42,3% (1.078.600 toneladas). Algo similar ocurrió con la producción de hierro primario que en abril recuperó un nivel de 221.300 toneladas, un 40,5% más que en marzo, pero un 44,3% por debajo de abril del año pasado. En los primeros cuatro meses cayó más del 50% contra el mismo período de 2008 (802.400 toneladas).

Por lo visto, y pese a que algunos indicadores dejaron entrever que la economía había tocado fondo en marzo y que en abril comenzó la recuperación, según los datos del Centro de Industriales Siderúrgicos (CIS), la siderúrgica, que es un buen termómetro del aparato manufacturero, confirma que esto no es así y sigue a media máquina. Lamentablemente, en el INDEC tendrán que hacer un grosero maquillaje estadístico para no convalidar las caídas en la producción industrial que muestran los indicadores privados.

Según explicó el CIS, tanto la mejora mensual en acero como en hierro «se debió al arranque de los hornos de una de las empresas del sector que habían permanecido parados en los meses anteriores reduciendo los stocks que se habían acumulado desde el último trimestre del año pasado». En diálogo con este diario, un ejecutivo de Acíndar confirmó que habían vuelto a operar (los hornos) y explicó que «bajaron inventarios de productos intermedios sobre todo de palanquilla (insumo para elaborar alambre, alambrón, barras, clavos) para adecuarse a la menor demanda».

El sector está enfrentando una importante caída de la demanda local y externa, principalmente vinculada con la industria automotriz, construcción y maquinaria agrícola. Como en todo ciclo de baja, las empresas ajustan reduciendo capital de trabajo (stocks), hasta ver señales de que se reactiva la demanda.

«Nadie quiere invertir en stocks y se reducen inventarios, porque la industria está en una meseta, operando a la mitad de su capacidad, y no vislumbra una pronta recuperación», comentó otro ejecutivo del sector, quien además reconoció que existe consenso en que la reacción será lenta.

En cuanto a la producción de laminados y planos, en abril se produjeron 257.700 toneladas de laminados terminados en caliente (planos y no planos), resultando un 10,1% mayor que la de marzo, pero un 48,3% menor que abril 2008. Mientras que la producción de planos laminados en frío (78.500 toneladas) cayó un 22,8% frente al mes anterior y un 42,2% contra un año atrás.

Días atrás, la World Steel Association informó que se prevé que la demanda mundial de acero para 2009 será casi un 15% inferior que la del año anterior, que ya había sufrido una caída del 1,4% con respecto a 2007. Pero lo más preocupante es que, a pesar de esta caída, la capacidad de producción de acero global continuó aumentando, y superará este año los 1.800 millones de toneladas, mostrando una sobrecapacidad superior a los 650 millones de toneladas. «Esta situación constituye una seria amenaza para los países emergentes productores de acero, como la Argentina», advierte el CIS.

En particular centran el temor en la competencia de China, ya que América Latina pasó de ser el decimosegundo destino de las exportaciones de acero chinas en 2007, a ocupar el cuarto destino durante el primer trimestre de 2009. «Hasta el tercer trimestre de 2008, las exportaciones chinas hacia la región eran de alrededor del 3% del total exportado por el gigante asiático al mundo. A partir de esa fecha, ese promedio se duplicó con una tendencia creciente».

«Estas importaciones constituyen cientos de miles de toneladas de acero que deja de producir Latinoamérica, afectando los niveles de producción de las plantas y, por lo tanto, el nivel de inversiones y de empleo de las siderúrgicas locales».

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