River atraviesa un mal momento futbolístico y eso resintió la relación entre los jugadores. Pero Néstor Gorosito se empecina en negar una obviedad y culpa a la prensa.
Es tan viejo como el planeta Tierra; la mejor excusa que busca desde la inseguridad un protagonista de nuestro fútbol es culpar a la prensa. No fue nada original Néstor Raúl Gorosito. Ante la evidencia mediática de que la convivencia del plantel de River-cuerpo técnico no pasa precisamente por días de mieles de enamoramiento, la actitud para las cámaras fue la más simplista: acompañado por cuatro referentes de un plantel escaso en figuras, Gorosito se sentó a que lo escuchen los hombres de prensa que él mismo defenestra, pero que le venían como anillo al dedo para su objetivo mayor: desviar la atención de lo poco bueno que transmite el puñado de jugadores enfundados en la gloriosa banda roja desde dentro del campo de juego. Pero negándose a sí mismo que sus jugadores no están del todo en sintonía con su trabajo y sus procederes como cabeza de grupo.
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«Yo respondo por lo que pasa de la línea hacia adentro». Queriendo decir que él, el entrenador millonario, dará sólo explicaciones de lo que el equipo hace o evidentemente no hace en los 90 minutos de juego. «El fútbol dejó de ser un espectáculo para ser un escándalo constante». Es cierto y seguramente cada uno deberá hacerse cargo de la parte que nos toca, pero ese cambio se habrá producido en la época que River peleaba por títulos, cuando sus equipos no eran vapuleados dentro del rectángulo de juego y cuando llegar a dirigir a semejante institución era como consecuencia de ganar campeonatos previos en otros clubes. ¿O también será una mentira del periodismo?
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