2 de enero 2014 - 00:14

Nueva puja con Brasil: cuándo elegir diputados para Congreso Mercosur

• Lo deben decidir presidentes el 17 de enero en Caracas.
• Brasilia quiere demorarlo hasta 2018.
• La Argentina, en 2015.

Lo mejor del Parlamento del Mercosur es el alojamiento en el edificio del Parque Rodó de Montevideo, pero sueldo sólo cobran los paraguayos, los únicos que han sido elegidos por el pueblo. Los demás son designados.
Lo mejor del Parlamento del Mercosur es el alojamiento en el edificio del Parque Rodó de Montevideo, pero sueldo sólo cobran los paraguayos, los únicos que han sido elegidos por el pueblo. Los demás son designados.
La cumbre de presidentes del Mercosur que sesionará el 17 de enero en Venezuela deberá resolver uno de los puntos más demorados de la organización que es la fecha de comienzo pleno del funcionamiento del Parlamento regional con todos sus legisladores electos por el voto popular.

Ese congreso en el que están representados los cinco miembros del sistema funciona de forma imperfecta desde 2007 y hasta ahora está integrado por legisladores designados por los congresos de cada país como una extensión de las funciones por el mandato con el cual fueron elegidos diputados o senadores en cada uno de ellos.

El único país que ha elegido legisladores comunitarios por el voto popular es Paraguay, pero hasta que la Argentina, Uruguay, Brasil y Venezuela no los resuelvan en elecciones y no por designación directa, el cuerpo no tiene soberanía como para dictar leyes que tengan vigencia en todo el Mercosur. En 2011 debió tener todos sus diputados electos, pero sólo cumplió Paraguay. Tampoco parece que se cumplirá la segunda fecha que se le puso a ese compromiso, que es 2014.

Igual, desde 2006, el cuerpo sesiona y ya tiene además su sede en el palacio reciclado de Parque Rodó, en la capital de Uruguay, pero en sus reuniones sólo se aprueban "recomendaciones" que después son giradas al Congreso para que les dé fuerza de ley y puedan tener vigencia como los instrumentos de aplicación mandatoria que tiene las disposiciones del Parlamento Europeo.

En los congresos de Venezuela, Uruguay, la Argentina y Brasil hay proyectos que duermen hace casi una década para disparar esta nueva era de la vida política que puede perfeccionar el maltrecho funcionamiento del Mercosur, pero ha faltado en los Ejecutivos de esos países la iniciativa para impulsar su sanción.

Implicaría no sólo un perfeccionamiento de la organización sino también la habilitación de un nuevo padrón de cargos electivos al que podrán postularse políticos que no logran cargos en los congresos de sus países. Esos cargos de legisladores comunitarios significan no sólo una cuota de poder que crecerá cuando el Parlamento de Montevideo pueda sancionar normas con valor de ley sino que además implican un sueldo, contratos de asesores, fondos para funcionamiento de sus oficinas, un alojamiento, secretarios, celulares, autos con chofer y toda la bijouterie que conlleva el arte de la política, que además es una ciencia.

Salvo los legisladores ya electos por el Paraguay para este cuerpo que preside el brasileño Roberto Requião, que fuera gobernador del estado de Paraná, los diputados de los demás países, que son designados por sus legislaturas, cobran apenas un pasaje y el valor de una noche de hotel y, cuando hay fondos, el viático para algunas comidas. Por eso miran con melancolía a sus colegas paraguayos que sí cobran un sueldo por una labor legislativa imperfecta que es un llamado a la molicie.

El único alivio es que las oficinas que tienen en el Parque Rodó son impresionantes por su comodidad y su diseño minimalista, muy lejos de lo que tienen los argentinos en el Palacio del Congreso y sus anexos. También mitiga esos padecimientos la cercanía que tiene la sede montevideana de uno de los casinos más tradicionales del Uruguay, adonde puede en sus ratos de ocio ir a probar suerte con la bolilla o arrojando algún hueso.

En el Congreso argentino existe hoy la idea de que en las elecciones de 2015 puedan llamarse a comicios para una lista de legisladores del Mercosur.Tiene que ser, según los proyectos que se analizan, en una elección nacional porque esa lista se elegirá considerando al país como un distrito único. Si el número de legisladores actual se mantiene, que para cada país se calcula según un porcentual de acuerdo con la cantidad de habitantes se mantiene, la Argentina podría estar poniendo en el mercado unas once bancas que hoy están cubiertas por designación directa. El debate sobre cuántas bancas debe tener cada país será otro entuerto.

Representación

Queda para la reglamentación de esas elecciones decidir cómo se resolverá la representación de mayorías y minorías, algo que ya se planteó en el frustrado proyecto de reforma judicial que presentó sin suerte el Gobierno el año pasado, para elegir de forma directa a los representantes en el Consejo de la Magistratura. En ese caso, quien ganaba la elección de esos representantes, también en distrito único, se llevaba todos los cargos, algo difícil de aceptar si se trata de legisladores. Sólo si se les asegura a las minorías alguna representación en el Congreso regional podrá votarse una ley de elección directa, ya que necesita de las mayorías especiales que exige la Constitución para toda reforma del Código Electoral.

A la intención argentina de elegir los representantes en 2015 se opone una moción que propuso Brasil, país que tiene la mayoría de bancas en ese Parlamento, de que la elección directa se imponga en todos los países recién en 2018, momento cuando ese país renovará la presidencia. Ese año sería el tope para que todos los países envíen al parlamento del Mercosur sólo representantes elegidos por el voto popular.

En la reunión de Caracas del 17 de enero los presidentes deben darle una fecha a este proceso que le amputa al Mercosur una de sus instituciones centrales, que es la que le permitirá sancionar leyes con vigencia regional. Ya funciona la mesa de los presidentes, la Corte con sede en Asunción del Paraguay -órgano al que le cuesta mucho que sus sentencias sean acatadas plenamente por los poderes judiciales de los países- y parece llegarle la hora al poder legislativo del Mercosur.

La pobre fortuna de esta cenicienta del sistema tiene su explicación en la escasa voluntad que tienen los congresos de cada país para transferir atribuciones a terceros, y menos a entes supranacionales. La reforma constitucional de 1994 les dio carácter constitucional a los tratados internacionales firmados por la Argentina, criterio que sigue en discusión en la corporación política porque resuelve conflictos que preferirían los políticos desanudar con leyes locales, como el aborto, el tope de las condenas penales, los derechos ambientales y otras cuestiones que ya están resueltas en los tratados.

Alimentó la reticencia en avanzar en un congreso con plenos poderes la experiencia del Parlamento Europeo, construido sobre la base de un monstruo burocrático carísimo que ha sido objeto de críticas y de procesos de revisión. En Europa ser legislador comunitario ha sido considerado en algunos casos como una jubilación de lujo para veteranos de los parlamentos nacionales o para exfuncionarios a quienes sus partidos no les han encontrado un destino que no moleste en casa. Los salarios y viáticos que cobran los legisladores europeos suelen ser tema de denuncias periodísticas que han redundado en recortes de los montos que reciben estos legisladores por viajar a Estrasburgo a las sesiones plenarias y de comisiones.

Se le atribuye a Eduardo Duhalde, después de dejar la presidencia en 2003, ser uno de los impulsores junto a Lula da Silva, quien lo puso cerca de sí como asesor de ideas caras (como el Unasur), del Parlamento del Mercosur, como una manera de ayudar a los países a salir de la crisis de sus sistemas políticos. Desde el cargo de titular de la Comisión de Representantes Permanente del Mercosur, tarea que desempeñó hasta el año 2005 en Montevideo, impulsó que los países avanzasen en la sanción de leyes para que funcionase un parlamento pleno.

Imperialismo

Esa intención chocó durante unos años con un fenómeno que ya ha desaparecido que fue la vigencia del chavismo como proyecto imperial desde Venezuela hacia el resto de la región. Los proyectos que se presentaron en varios países fueron al cajón porque los gobiernos y las autoridades legislativas entendieron que si avanzaba el proyecto de Hugo Chávez de crear organizaciones propias en cada país, la elección de parlamentarios del Mercosur sería la oportunidad para que las formaciones chavistas locales presentasen candidatos y creasen un bloque chavista en un cuerpo que Venezuela no integraba. Recién en diciembre pasado Venezuela logró su membrecía plena en el sistema cuando Paraguay aprobó la ley respectiva en su Congreso. Ahora el fantasma chavista pertenece al pasado y ha desaparecido el temor a que les apareciese a los partidos dominantes en cada país una competencia ligada a una central extranjera que se proyectaba con un plan imperial de extensión en todos los territorios.

La propuesta de Brasil de llevar la fecha final a 2018 será tratada en la cumbre del Mercosur de Caracas del 17 de enero y nadie espera que eso fracase. Brasil tiene la mayoría de las bancas en ese parlamento y el resto de los países le concede la presidencia, tanto que en las sesiones del cuerpo, hoy imperfecto, las votaciones se hacen con un tablero electrónico, pero cuando Brasil pierde una votación y pide revisión, todos aceptan y votan de nuevo.

Lo que deciden por presidentes en enero será revisado en una reunión prevista para el mes próximo por una comisión que tiene como misión redactar un nuevo reglamento de funcionamiento del parlamento regional en la que está como representante el apoderado del PJ y diputado nacional Jorge Landau. Lo que esa comisión dictamine será aprobado por el pleno del parlamento que tendrá lugar en marzo próximo.

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