23 de enero 2009 - 00:00

Obama decretó cierre de Guantánamo y el fin de las torturas de la CIA

Barack Obama es aplaudido por sus colaboradores tras firmar el decreto que establece el cierre de la polémica cárcel de Guantánamo en el plazo deun año. Se trata de una importante promesa de campaña y un quiebre decisivo con respecto a las políticas antiterroristas de George W. Bush.
Barack Obama es aplaudido por sus colaboradores tras firmar el decreto que establece el cierre de la polémica cárcel de Guantánamo en el plazo de un año. Se trata de una importante promesa de campaña y un quiebre decisivo con respecto a las políticas antiterroristas de George W. Bush.
Washington - Convencido de que «nuestros valores nos dan fortaleza», el presidente estadounidense, Barack Obama, ordenó ayer el cierre de la cárcel especial de Guantánamo (Cuba) en el término de un año y puso fin al uso de la tortura en los interrogatorios de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) a sospechosos de terrorismo.

La decisión de Obama, que incluye garantías de la Convención de Ginebra para los prisioneros extranjeros, implica el inmediato cumplimiento de una de sus más emblemáticas promesas de campaña y retorna la lucha antiterrorista del país a marcos legales, en consonancia con lo reclamado por organizaciones humanitarias y gobiernos extranjeros. De hecho, la decisión recibió una calurosa recepción por parte de la Unión Europea.

Sin embargo, la apuesta implica riesgos políticos severos para los estándares locales, como ayer le recordaron al Gobierno demócrata diversos medios y dirigentes republicanos.

«Puedo decir sin dudar y sin lugar a equivocación que Estados Unidos no torturará. Nuestros valores nos dan fortaleza. Vamos a ganar esta pelea en nuestros términos», dijo Obama desde el Salón Oval durante la firma de cuatro órdenes que abordaron la cuestión.

Así como una mayoría de la opinión pública -no muy holgada, del 53% al 42%- acuerda con poner fin al limbo jurídico de la prisión ubicada en el enclave militar estadounidense en Cuba, sólo el 19% de los consultados en una encuesta de The Washington Post lo consideró prioritario.

José Miguel Vivanco, director para América de Human Rights Watch, una de las organizaciones más críticas de la irregular cárcel en la que todavía permanecen 245 detenidos, dijo a Ámbito Financiero que, con la decisión tomada, Obama afronta un desafío. «Es una excelente noticia, pero el cierre definitivo no va a ser fácil», alertó. El dirigente, de origen chileno y residente en Washington, especificó que «por un lado, hay detenidos que son inocentes y contra los cuales no existe la más mínima evidencia. El problema es que algunos no pueden retornar a sus países de origen porque se exponen al riesgo de torturas».

«El verdadero desafío es cómo hacer justicia frente a aquellos que efectivamente están involucrados en actos de terror y son terroristas peligrosos. Gracias al ex presidente George W. Bush, al ex vicepresidente Dick Cheney y al ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld, las evidencias más comprometedoras están viciadas por torturas o por detenciones arbitrarias», agregó Vivanco.

Entre estos últimos se encuentra el kuwaití Jalid Sheij Mohamed, el confeso cerebro de los atentados del 11 de setiembre de 2001 y miembro de Al Qaeda, cuyo proceso militar especial ya había comenzado y fue interrumpido el miércoles en atención a la suspensión dispuesta por Obama de todos los trámites en curso hasta el 20 de mayo. Mohamed ha admitido su responsabilidad, se presume que bajo tortura. También está acusado de otros hechos, como el primer atentado al World Trade Center de Nueva York, en 1993, y el ataque a una discoteca de Bali, Indonesia, en 2002, en el que murieron 202 personas.

Obama se pondría en contra de la opinión pública estadounidense, todavía muy sensibilizada en cuestiones de seguridad, si un tribunal federal dejara libres a alguno de los presos de Guantánamo sobre los que recaen acusaciones más severas.

Advertencias

Los republicanos no demoraron en atizar las alertas. «Hay importantes preguntas que deben ser respondidas antes de que la prisión de Guantánamo sea cerrada. ¿Dónde van a poner a los terroristas?», indagó el jefe de la bancada republicana en la Cámara de Representantes, John Boehner.

Una alternativa es que terceros países reciban a algunos prisioneros. Algunos gobiernos dieron señales en ese sentido, como los de Portugal, Francia, Suiza, Gran Bretaña y Alemania.

El otro plano de la decisión hecha pública ayer por Obama está referido a las torturas bajo responsabilidad de los servicios de inteligencia de EE.UU., una herramienta que había sido abiertamente defendida por la administración Bush, que la calificabacon el eufemismo de métodos «no convencionales» de interrogatorio.

«No podemos entrar en juegos semánticos, empezar a redefinir lo que se entiende por tortura. Hay legislación al respecto», remarcó Vivanco. La orden de Obama implica sólo utilizarlas 19 prácticas permitidas en el Manual de Campo del Ejército sancionado en 2006, que prohíbe la utilización de perros para asustar a los detenidos, la picana y el submarino.
Greg Craig, asesor jurídico de la Casa Blanca, dijo a legisladores que también se pondrá fin a las prisiones clandestinas en terceros países.

La orden firmada por Obama dispuso que un comité especial determine el destino legal de los detenidos de EE.UU. en prisiones del exterior y reconoce a los prisioneros las garantías de la Convención de Ginebra.

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