Con el propósito de celebrar la democracia, la galería Maman presentó la intervención de arte público “La estrategia del eclipse” de la cordobesa Dolores Cáceres. El 30 de octubre, la artista descubrió el monumento a San Martín en la plaza porteña que lleva su nombre, tapado unos días antes con lienzos color negro. Consultada sobre un gesto poético semejante a las instalaciones de Christo, que cubrió el Arco de Triunfo, el Pont Neuf o el Reichstag de Berlín, Cáceres responde que la obra de Christo “está allí”, pero aclara que su aspiración es otra: despertar el espíritu patriótico. “En el día de la Democracia traigo con este gesto la acción de visibilizar los valores simbólicos de Heroicidad, Libertad, Gloria, Valor y Padre de la Patria que buscamos en quienes nos dirigen desde los espacios de poder”. Con este objetivo convocó a los granaderos y a una extensa lista de políticos de todas las tendencias, pero sólo fueron los granaderos y Elisa Carrió.
- ámbito
- Edición Impresa
- democracia
Pasado y presente se nutren en una muestra
La Galería Maman inauguró una exposición que celebra los 40 años de democracia, con obras de Dolores Cáceres junto a las de grandes maestros.
-
Imperdible doble exposición en homenaje al artista Boris Laurie
-
Activistas atacaron a martillazos una obra de Diego Velázquez valuada en 83 millones de euros
Esa misma tarde en la sede de la galería Maman se inauguró la muestra cuyo título, “Qué hacer con el pasado con un presente como éste”, resulta una incógnita a develar. Las obras que celebran la democracia y acompañan a la cordobesa pertenecen a Rómulo Macció, Luis Benedit, Pablo Suárez, Norberto Gómez, Nicolás García Uriburu, Aldo Sessa, Luis Wells y Alberto Heredia. La selección, a cargo de la curadora, Patricia Pacino, presenta varias obras cumbre. La pintura de gran formato, “Los inmigrantes” de Rómulo Macció, que vivió y tuvo su taller en La Boca, trae la nostalgia del universo de los italianos que al despuntar el siglo XX, tenían allí su parroquia, un teatro, colegios y clubes sociales; instituciones como Impulso, el Ateneo Popular o José Verdi, pobladas por artistas de todas las disciplinas. Junto al mundo que aflora en la pintura que, se sabe, no volverá, se levanta el “Monumento al mendigo” de Pablo Suárez. El artista exploraba hace justo 20 años la plaza Constitución y su personaje anunciaba entonces una pobreza inimaginable. El genial Norberto Gómez ha dejado un legado: la mejor prueba del valor de la democracia, con sus esculturas de los cuerpos ferozmente torturados durante la dictadura militar. Benedit fue un estudioso de la historia y su producción se orientó hacia la investigación y el análisis. Suya es la bella maqueta de la vieja Aduana Taylor, pequeña pero representativa del poderío porteño.
Dolores Cáceres exhibe la obra “No vendo nada” realizada con luces de neón y grandes letras mayúsculas. Luego, rigurosamente ordenadas hay 22 frases donde se lee: “No vendo ética/ No vendo amor/ No vendo moral /No vendo justicia/ No vendo niños/ No vendo sangre / No vendo sexo / No vendo igualdad…”. La “urgencia telegráfica” del mensaje, trae de inmediato el recuerdo “Apocalypse Now”, la más importante pintura realizada con palabras de Christopher Wool, que dice: “VENDER LA CASA VENDER EL COCHE VENDER LOS NIÑOS”. Ejecutada en 1988 con una potencia brutal, esta declaración de nihilismo se convirtió en una obra clave del arte moderno. Inspirado en la adaptación cinematográfica de Francis Ford Coppola de “El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad, Wool utilizó el texto de la escalofriante carta del capitán Colby.
Aunque Cáceres en vez de afirmar, niega, las similitudes con Wool son notables. Su arte se nutre del arte. Y en 2008, durante los enfrentamientos del gobierno con los productores del campo argentino, inició el “Proyecto Que Soy” en el terreno del Museo Emilio Caraffa de Córdoba, una acción colectiva de siembra de soja. En la Bienal de Curitiba de 2018 sembró soja en los jardines del museo Oscar Nieemeyer. Así llegó al Gran Canal de Venecia durante la Bienal. Marta Minujín le pagó a Andy Warhol con choclos la deuda externa argentina; Cáceres propone llegar a China con la soja y el biodiesel.
Su muestra más polémica, la del vacío, “#Sinlimite567”, la presentó en 2015 en el Museo Caraffa. En tres grandes salas y 450 metros cuadrados de superficie, Cáceres no colgó ni montó obras. “Los carteles informaban las medidas y el volumen de cada sala, abiertas a la imaginación ilimitada a partir del grado cero del espacio de exposición. DOLORES DE ARGENTINA / DOLORES CÁCERES Es artista conceptual. Vive y trabaja en Córdoba Se especializa hace más de veinte años en Arte Público”.
El efecto fue tan desconcertante que impulsó el cuestionamiento del público y los medios de comunicación. Un texto de la artista explica: “Desde el concepto de arte como acción, esta propuesta se define como una inacción que modifica el rol del artista, incide en el comportamiento del espectador y cuestiona la institución arte. Es una obra abierta, contextual y transitiva. Es como, a su vez un repliegue que permite en tiempo y sitio específico la idea de grado cero”.
Desde luego, las respuestas las brinda la historia del arte. El teórico ruso Borys Groys cuenta que preocupado por el destino del arte, Malevich deduce que no puede ser diferente de las demás cosas del mundo. “Narra una y otra vez la historia del arte -desde Cézanne al cubismo y el futurismo hasta su propio suprematismo- como la historia de la progresiva desfiguración y destrucción de la imagen tradicional tal como nació en la antigua Grecia”.
Malevich -según Groys- busca la forma de sobrevivir al proceso de destrucción y arriba a la conclusión más radical: “La imagen que sobrevive a la destrucción es la imagen de la destrucción”. Así destruye su propia obra y pinta el cuadrado negro, para demostrar la “indestructibilidad del arte”.
- Temas
- democracia
- Arte
Dejá tu comentario