Los economistas son, quizá después de los abogados, los que más se entremezclan entre los políticos. Máxime en tiempos en los que la discusión se con centra en capítulos que derivan de problemas que debe resolver la ciencia que estudia la escasez y la distribución de los factores de producción. Más concretamente hablando de la Argentina de hoy: como las respuestas que busca el votante se relacionan con la inflación, el dólar, el desempleo y las dificultades para llegar a fin de mes, los economistas son demandados para plantearle alternativas al público. Las próximas PASO del 11 de agosto y las legislativas del 27 de octubre no son la excepción; la profesión de la escasez, en todas sus variantes ideológicas, puebla las listas.
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Desde el oficialismo, Carlos Heller, presidente del Credicoop, buscará renovar su banca a diputado desde el tercer puesto en el Frente para la Victoria en la Capital Federal. Se trata de un experimentado defensor de las políticas oficiales en el Congreso, que espera además que en algún momento su proyecto de reforma del mercado financiero sea adoptado por el kirchnerismo. Menos conocida por el gran público, pero animadora de los debates económicos de La Cámpora, la estructuralista Paula Español va en el segundo lugar de la lista de Daniel Filmus -de ingreso casi imposible al Senado, salvo una elección fuera de todo cálculo para el oficialismo nacional en el territorio más hostil-.
El macrismo incluyó en el mismo lugar que Español a un experimentado político: Diego Santilli, contador de origen y defensor habitual de las políticas económicas del Gobierno de la Ciudad. Mauricio Macri exportó también a Santa Fe a Luciano Laspina, para auxiliar técnicamente en la lista de candidatos a diputados por esa provincia al comediante de reconocido poco conocimiento de asuntos complejos Miguel del Sel.
El ecléctico movimiento teóricamente de centroizquierda Unen tiene también una amplia presencia de economistas y especialistas en divulgar la forma de ser una país cada vez más rico (o menos pobre) en sus listas. Dos excolaboradores del kirchnerismo, hoy ultraopositores, circulan por las listas. Martín Lousteau, exministro de Economía famoso por diseñar y luego denostar la 125, acompañará al experimentado radical Rodolfo Terragno en su postulación interna para senadores por la Capital. Por su parte, el expresidente del Central de los primeros años de Néstor Kirchner (heredado de Eduardo Duhalde) Alfonso Prat Gay será candidato a senador por el sector que también integran Victoria Donda y Ricardo Gil Lavedra. Pero Unen tiene otra candidata "del palo": Fernanda Reyes, una de las pocas que permanecen fieles al espacio de Lilita Carrió y que será segunda candidata a senadora por Fernando Pino Solanas.
Los focos de la economía estarán puestos en Córdoba: desde allí el más que polémico Domingo Cavallo sorpresivamente intentará su regreso mediterráneo, postulándose como candidato a diputado nacional por Compromiso Federal. Curiosamente se trata de la agrupación de Adolfo Rodríguez Saá, el encargado de comenzar a enterrar formalmente la convertibilidad a fines de 2001, una experiencia fallida que completaría luego Eduardo Duhalde. Cavallo fue claro en su reaparición: "Cuando no estoy luchando por mis ideas parezco un león enjaulado".
Otros economistas quedaron fuera de las listas, pese a que amagaron con animar la contienda. El más nombrado en este sentido fue Roberto Lavagna, que luego de coquetear con el macrismo, el moyanismo, el delasotismo y el massismo; y pese a tener buena intención de voto, decidió guardarse para mejores tiempos y cargos. Carlos Melconian es el caso contrario: entusiasmado con su postulación por el PRO para ser diputado por Buenos Aires, fue eyectado por Sergio Massa, que no quería postulantes que se enfrenten con tanta claridad y vehemencia con el Gobierno nacional. Finalmente, tampoco será de la partida otro expresidente del Central, Martín Redrado.
Se prevén tiempos de necesarias respuestas sobre la escasez. Los estrategas saben entonces que necesitan de ellos, los profesionales, para administrar (o al menos, hacer creer que pueden hacerlo) los factores de producción. Vuelve al ruedo la frase que James Carville acuñó para la campaña electoral en EE.UU. de 1992 cuando Bill Clinton venció a George Bush: "Es la economía, estúpido".
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