27 de febrero 2015 - 00:49

Rafecas desestima caso Nisman y agita internas

Daniel Rafecas
Daniel Rafecas
 Daniel Rafecas agregó ayer un nuevo episodio a la historia circular que mantiene con el kirchnerismo. Desestimó la denuncia final del fiscal Alberto Nisman contra Cristina de Kirchner y funcionarios del Gobierno. Entendió que no había elementos penales para requerir la instrucción y volvió a dejar en evidencia su lejanía a las posiciones más corporativas del Poder Judicial. Este giro implicará costos que se conocerán apenas la Cámara Federal intervenga en la apelación que ya anoche preparaba el fiscal Gerardo Pollicita.

El juez Rodolfo Canicoba Corral era uno de los ganadores encriptados ayer con la decisión de Rafecas. Fue el primero que descalificó la denuncia de Nisman en una jugada en dos direcciones: un gesto para con el oficialismo y un modo sutil de remarcar las consecuencias que podría tener un sistema acusatorio que incremente el poder de los fiscales y que el juez rechaza en una sintonía nítida con los jueces más distantes a Balcarce 50.

Tras el 18-F y las definiciones sobre el "partido judicial", la decisión de Rafecas debe entenderse más por lo que implica en la arena política que por el fondo. El juez podría haber ordenado medidas inofensivas y dilatar los escenarios más decisivos, pero en cambio optó por la desestimación. Un desaire difícil de digerir para aquellos que marcharon la semana pasada por el centro porteño.

El primer dato que anticipaba la decisión del juez se advierte en que tras una semana al frente del caso, guardó un silencio total y casi no habló con el fiscal. Rafecas nunca quiso tomar el control del caso y ya desde la lejanía de sus vacaciones reclamaba que fuera Ariel Lijo quien quedara a cargo. La Cámara le impuso el expediente que él ya había decidido no impulsar tal como se desprende de la resolución conocida ayer que habla de feria judicial en la última semana de febrero.

Sería ingenuo entender ese detalle como un mero descuido y no como un mensaje direccionado a ciertos magistrados que siempre han sido críticos de Rafecas, un juez que, con la misma lógica le ha dedicado un procesamiento firmado por él, dentro del mismo texto, a una excolaboradora de su despacho cuando instruía el caso de los supuestos sobornos en el Senado durante el último Gobierno radical.

Por cierto: ése es el frente donde ahora Rafecas espera represalias porque en el juzgado de Luis Rodríguez tramita la causa por las irregularidades en la investigación del caso de la Banelco. Rodríguez es un fiel exponente del sector de los tribunales que rechaza el estilo de Rafecas y que está resentido por las últimas novedades de la clandestinidad.

Giros del destino: el caso de los supuestos sobornos tramitó ante el Tribunal Oral Federal N° 3 que emitió un fallo demoledor contra Rafecas, a quien le cuestionaron haber confiado excesivamente en el relato del arrepentido Mario Pontaquarto, a quien ni sus propios abogados le creían, tal como éstos reconocieron en pleno debate. Sucede que los jueces de ese tribunal son los mismos que están denunciados por "Jaime" Stiuso, a título personal, luego de que decidieran sobreseer a Gustavo Béliz en el caso en el cual se lo acusaba de violar los secretos de Estado por mostrar el rostro del espía en la televisión.

El fiscal que impulsa esa denuncia de Stiuso es Guillermo Marijuan, estrella del 18-F y que ayer expresaba sin tapujos su descontento con la decisión de Rafecas respecto de la denuncia de Nisman.

La desestimación que firmó Rafecas se anticipó a otros escenarios como el hecho de que el juez conocía que su rol en el caso siempre pendería de un hilo si el piquetero Luis D'Elía lo recusaba por sus dichos en un congreso de la comunidad judía organizado años atrás en el cual Rafecas afirmaba sin tapujos que D'Elía recibía fondos de Irán. Un descuido muy similar al que vendría más tarde, cuando el juez se entretenía con el envío de mensajes de texto al abogado de José María Núñez Carmona en pleno caso Ciccone. Ése fue el motivo por el cual fue eyectado del expediente.

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