13 de noviembre 2012 - 00:00

Republicanos creen que Obama cajoneó denuncia contra el general infiel

La joven Jill Kelly, quien vive en Tampa, Florida y es definida como una amiga de la familia de David Petraeus, es quien recibió el hostigamiento de la amante del general, Paula Braodwell.
La joven Jill Kelly, quien vive en Tampa, Florida y es definida como una amiga de la familia de David Petraeus, es quien recibió el hostigamiento de la amante del general, Paula Braodwell.
Washington - La dirigencia política estadounidense, preocupada por posibles daños a la seguridad nacional, reclamaba ayer aclaraciones sobre el caso de adulterio que llevó a la inesperada renuncia del director de la CIA, David Petraeus, tres días después de la reelección del presidente Barack Obama.

En su edición de ayer, The New York Times informó que altos responsables del FBI y el Departamento de Justicia estaban al tanto del caso desde el pasado verano (boreal), pero no informaron a nadie fuera de su círculo hasta la semana pasada, cuando el general dimitió. Petraeus, al frente de la CIA desde hace poco más de un año, presentó su renuncia el jueves, y el mandatario la aceptó el viernes.

Ayer era feriado en Estados Unidos, pero los representantes del Congreso tenían previsto reunirse hoy con dirigentes de la CIA y el FBI para que les comuniquen los últimos detalles de la investigación. Mientras tanto, los políticos continuaban exigiendo una explicación sobre el curso del caso y su impacto o daño potencial a la seguridad nacional.

La salida de Petraeus se produjo tras una serie de correos electrónicos «amenazantes» enviados por la amante del general a una segunda mujer, a quien ella habría considerado una rival. Un líder republicano se preguntó el domingo por qué, si había temor a una fuga de información confidencial, el FBI tardó varios meses en informar al Gobierno de Obama al respecto.

«Tengo serias preguntas sobre esto», indicó a la cadena CNN Peter King, republicano y alto responsable del Comité de Seguridad Interior de la Cámara de Representantes. «Creo que hay que mirar la cronología (del caso) y analizar qué ocurrió».

«El FBI debería haber hablado con el presidente, de hecho ahora lo hará, ya que parece que se dio cuenta el día de la elección de que el general estaba implicado», subrayó King.

La presidenta del Comité de Inteligencia del Senado estadounidense, la demócrata Dianne Feinstein, indicó por su parte que «no ha habido violación de la seguridad nacional». Sin embargo, señaló, el comité investigará por qué el FBI no le informó de lo ocurrido: «Deberíamos haber sido informados, es algo que podría tener un efecto en la seguridad nacional».

También señaló que no hay «absolutamente ningún» vínculo entre la renuncia del jefe de la CIA y el ataque al consulado de Estados Unidos en Bengasi, Libia, el 11 de septiembre, cuyo manejo por parte del Gobierno de Obama sigue siendo controvertido.

Sugiriendo la existencia de una conspiración, los republicanos recordaron que el exdirector de la CIA debería responder el jueves ante los legisladores, pero será ahora reemplazado por Mike Morrell, que ocupa el cargo de forma interina. Sin embargo, Feinstein ha indicado que el general Petraeus «podría» ser llamado a declarar.

Funcionarios no identificados revelaron a la prensa que la amante de Petraeus era Paula Broadwell, una exmayor del Ejército de 40 años que pasó largos períodos entrevistando al héroe de la guerra en Irak para su libro «All In: The Education of General Petraeus». Broadwell no ha hecho comentarios.

En las Fuerzas Armadas estadounidenses, el adulterio puede ser considerado un delito. Como director de la CIA, Petraeus era un civil, pero la potencial violación de la seguridad lo dejó expuesto a un eventual chantaje.

Steven Boylan, un coronel retirado del Ejército y exportavoz de Petraeus, afirmó que su exjefe le dijo durante el fin de semana que el romance con Paula Broadwell había comenzado unos dos meses después de asumir la dirección de la CIA y terminado hace cuatro meses.

The New York Times y el Washington Post, citando a un funcionario informado del tema, publicaron el sábado que el caso se conoció por varios correos electrónicos de «acoso», enviados por Broadwell a una segunda mujer que, según el Post, se asustó tanto, que recurrió al FBI.

Según medios estadounidenses, la destinataria de esos mensajes era Jill Kelly, de 37 años y habitante de Tampa (Florida, sudeste). La mujer sería una vieja amiga del general, sin otro vínculo afectivo con éste, según allegados a Petraeus.

La investigación se concentrará en Petraeus, quien fue interrogado por el FBI «hace dos semanas», según funcionarios de policía citados por The Washington Post.

El New York Post citó a un oficial del Gobierno diciendo que los correos electrónicos de Broadwell incluían frases como: «Sé lo que hiciste», «Andate», «Alejate de mi hombre».

Broadwell, casada con un radiólogo, vive en Charlotte (Carolina del Norte, este) y tiene dos hijos pequeños. Según el Times, las dos mujeres parecían «competir por el reconocimiento (de Petraeus), no por su afecto».

Agencia AFP

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