21 de mayo 2009 - 00:41

Sueñan en celeste y blanco

La Selección argentina, versión local, superó a Panamá por 3 a 1, con un gol de De Federico y dos de Bergessio. Sirvió para que Diego Maradona saque conclusiones con vistas a la lista que debe entregar mañana para los partidos de eliminatorias.

Gonzalo Bergessio festeja su primer gol, el segundo de Argentina. El goleador de la noche fue uno de los destacados del equipo. Detrás Salvio, el chico de Lanús también cumplió.
Gonzalo Bergessio festeja su primer gol, el segundo de Argentina. El goleador de la noche fue uno de los destacados del equipo. Detrás Salvio, el chico de Lanús también cumplió.
Diego Maradona hizo casting con los jugadores del fútbol local, pero la falta de entrenamiento conjunto hizo que muy pocos se destacaran y que el 90% pasara inadvertido. Sólo la capacidad goleadora de Gonzalo Bergessio y la habilidad del zurdo Matías Defederico le pusieron un toque diferente a un partido muy chato ante Panamá que sirvió de muy poco.

El equipo panameño estuvo ordenado, con una línea de cuatro a la que le sumaba dos volantes tapones que jugaban permanentemente en su campo. De allí para adelante Phillips y Barahona eran los encargados de generar juego y alimentar a los delanteros.

Argentina utilizó una táctica europea: 3-2-3-2, pero con dos entrenamientos solos es muy difícil darle funcionamiento a un equipo. Le faltó creación y por eso a pesar de los dos goles que marcó en el primer tiempo fueron muy pocas las situaciones de peligro que creó, la mayoría cuando Defederico se tiraba a la derecha para manejar la pelota con su pierna zurda.

Fue el propio mediocampista de Huracán quien abrió el marcador con una definición exquisita después de un rebote en la mano de un defensor dentro del área, que no fue sancionado por Jorge Antequera.

Dos minutos después empató Panamá en una jugada en la que Tejada peleó la pelota con Otamendi y Caruzzo cedió para Barahona, para que éste -el mejor panameño- definiera.

El partido siguió parejo con más errores que virtudes, pero Argentina se fue al descanso con una ventaja de 2 a 1 gracias a un cabezazo de Bergessio tras un córner de Defederico.

En el segundo tiempo, el trámite del partido se desdibujó con los cambios masivos y pareció ser una excusa para que Esteban Fuertes, en su partido debut-despedida-homenaje, mostrara cien variantes de cómo perderse un gol. Le pegó de derecha, de zurda, probó de tiro libre y hasta cabeceó con el arquero caído y no pudo convertir el gol que querían él, sus compañeros y los 25 mil espectadores.

Panamá pareció caerse físicamente. Las salidas de Barahona y Tejada fueron muy sensibles para un equipo que sólo creó una situación de gol.

Para destacar, el gran primer tiempo de Defederico, al que no le pesó la camiseta y fue el primero en aprobar el examen. También el peligro permanente que creó tanto por arriba como por abajo Gonzalo Bergessio, que hizo dos goles, le anularon mal uno y pegó otro en el poste, con lo que le sobró para ser la gran figura de un discreto partido.

En definitiva, el saldo de este partido de la Selección resultó magro en lo futbolístico, pero le sirvió a Maradona para convivir con un grupo de jugadores «con hambre de gloria» que no están hechos económicamente y algunos no lo estarán nunca. Por eso Diego vio «ojos maradonianos» de gente que ni soñaba vestir la camiseta de la Selección y que tenía pensado ver el Mundial por televisión y ahora se les abrió un sueño nuevo. Eso fue lo más importante de un partido que no pasará a la historia.

Dejá tu comentario