EL BRASILEÑO ANDRÉ HELLER-LOPES Y SU MONTAJE DE LA ÓPERA DE PUCCINI - El regista brasileño tendrá a su cargo la puesta de la tercera ópera del autor de “Tosca”, con la que Buenos Aires Lírica cierra su temporada del año.
El joven director de escena brasileño André Heller-Lopes está nuevamente en Buenos Aires para dirigir la última ópera de la temporada de Buenos Aires Lírica: "Manon Lescaut", de Puccini. La producción, que se verá el 14, 16, 20 y 22 de octubre, cuenta con dirección musical de Mario Perusso y un elenco encabezado por Macarena Valenzuela, Eric Herrero, Ernesto Bauer y Norberto Marcos. La escenografía es de Daniela Taiana, el vestuario de Sofía Di Nunzio y la iluminación de Gonzalo Córdova. Dialogamos con Heller-Lopes.
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Periodista: Al igual que "Bohème", "Manon Lescaut" parte de una literatura muy francesa a la que Puccini y sus libretistas le dan un tratamiento italiano. ¿Cómo afronta este dilema?
André Heller-Lopes: Cuando a Puccini le dijeron que ya Massenet había escrito una "Manon", él dijo: "Massenet la vio como un francés. Yo la veo como un italiano, con pasión". Par mí ésa es una diferencia muy clara entre esta ópera y las "Manon" de Auber y Massenet o "Boulevard Solitude" [la ópera de Henze]. En la obra de Puccini nunca se dice que tiene dieciséis años. Es una mujer joven, pero es esencialmente un ser sexual. Soy totalmente parcial con respecto a esta obra porque es la primera ópera que canté en coro en mi vida, en 1987. Es el Puccini de un hombre joven que quiere mostrar su talento y necesita desesperadamente ese éxito. "Edgar" fue un fracaso, "Le villi" anduvo más o menos bien, pero si esto no funcionaba tenía que emigrar.
P.: De hecho pensó en emigrar a la Argentina...
A. H. L.: Claro, porque su hermano Michele estaba aquí. Él volcó en esta obra toda su pasión y sus ideas. Después de que uno alcanza el éxito tiene más miedo de correr riesgos: por eso todas sus óperas posteriores tienen momentos fantásticos pero una cierta cautela. Tal vez sólo "Butterfly", con su mirada impresionista, o "Turandot", se arriesgan un poco más. Yo encuentro en "Manon" una vuelta a la novela de Prévost, y eso es lo que intentamos hacer. Raramente yo vuelvo a las fuentes literarias: considero que el libretista y el compositor son autores importantes, y si omitieron algo es por un motivo. Pero en este caso específico hubo tantos libretistas, y un proceso de cambios tan fuertes, que me pareció importante volver a la obra original. Des Grieux recuerda a esta mujer que más que una mujer de verdad es una proyección de lo femenino; en la obra también él le cuenta al interlocutor la historia de Manon, tres meses después de la muerte de ella. Es un recuerdo sin culpas. Quise volver a ese lugar tan especial que es Saint-Sulpice: todo sucede un poco ahí, pero en una atmósfera de sueño.
P.: ¿Cómo es a su entender la Manon de Puccini?
A. H. L.: Una mujer manipuladora, como su hermano. Pero es una mujer de su tiempo, del siglo XVIII, que no es una época puritana. Es como Carmen: toma a los hombres como los hombres toman a las mujeres. Y eso provoca el escándalo. La veo como una mujer que tiene que desenvolverse. ¿Qué puede hacer? A los hombres se les permite un tipo de comportamiento. A las mujeres no. ¿Por qué es una mujer mala? Manon es una mujer joven que está en una jaula. Tiene que ir a un convento porque ama demasiado el placer, las cosas hermosas, las joyas. ¿Qué hay de malo en eso?
P.: ¿Y Des Grieux?
A. H. L.: Si se me pregunta por qué no se hace tanto esa ópera, respondo que porque es muy difícil encontrar a un tenor que pueda cantar este papel y que pueda parecerlo. ¿Cuántos grandes tenores cantaron "Manon Lescaut"? Pavarotti hizo un grabación ya más grande, Domingo lo cantó, Carreras lo intentó, lo grabó y basta, Corelli nunca, Di Stefano sólo en grabación. Es un papel muy riesgoso: empieza como Rodolfo, tal vez más agudo, más expuesto, y luego se transforma en un tenor spinto. Para mí era esencial tener un cantante en el que yo confiara. Cuando planteamos el elenco pensé en Eric Herrero, que tiene este camino de tenor spinto, tiene buen aspecto.
P.: El Teatro Avenida tiene muchas virtudes pero presenta varias limitaciones técnicas. ¿De qué manera las enfrenta?
A. H. L.: Tengo la suerte de trabajar en equipo: régisseur, escenógrafa, vestuarista, iluminador. Trabajamos sobre lo que sabemos que tenemos. Cuando la producción que hicimos ahí de "Don Pasquale" fue al Teatro Municipal de Rio pensamos que íbamos a poder hacer todo con más espacio, pero el resultado no me gustó tanto: se perdió la proximidad y la intimidad de la comedia. Cuando la hicimos en el Solís pedí volver a las dimensiones del Avenida. Todos los teatros tienen limitaciones, pero prefiero ver las cualidades. Éste es un equipo comprometido con hacer, pese a las dificultades. Así que no voy a pensar en hacer aparecer un barco, o en un coro de 50 personas. Las limitaciones son desafíos.
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