12 de enero 2011 - 16:50
A 15 años de la muerte de Tato Bores, el rey del humor político
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Su humor fue popular en los escenarios del Maipo, El Nacional, el Comedia, espectáculos de vodevil y clubes nocturnos. Ya había adquirido el frac, la peluca, los anteojos y el enorme habano, pero lo que más lo distinguía era la verborragia que mechaba con certeros apuntes de ironía.
Ese atuendo había sido idea de Juan Carlos Colombres, Landrú, con el que Tato había trabajado en Canal 7 hacia 1957 en el programa "Caras y morisquetas". "Con Landrú nos divertimos como locos, podíamos decir cualquier cosa. No se podía hablar de Perón ni del peronismo, pero todas las demás se las bancaban", declaró más tarde Tato.
Tuvo los mejores guionistas para el tema político: César Bruto en "Tato siempre en domingo" (1962), Jordán de la Cazuela en "Dígale sí a Tato" (1973), Aldo Cammarota en "Déle crédito a Tato" (1974), Cammarota y Juan Carlos Mesa en "Tato vs. Tato" (1980) y "Tato por ciento" (1981), Carlos Abrevaya y Basurto en "Extra Tato" (1983), su hijo Alejandro Borensztein en "Tato diet" (1988), Santiago Varela en "Tato, la leyenda continúa" (1991) y "Tato de América" (1992).
Con su humor fue cómplice de los televidentes domingueros en distintos momentos del país, dijo lo que otros no podían y usó el teléfono para mantener jugosos diálogos ficticios con los presidentes de turno.
Algunos le siguieron el juego, otros prefirieron espantarlo como a un tábano molesto, pero Tato a nadie dejó indiferente. También hizo teatro de prosa, se lució en "La cage aux folles", junto a Carlos Perciavalle, y fue Ciudadano Ilustre de Buenos Aires.
Pero en la memoria, Tato Bores fue aquel individuo de frac, enormes anteojos, peluca y habano que, hablando a una velocidad inaudita, podía chacotear sobre la realidad del país, siempre en busca del humor más auténtico.
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