«Elf» (EE.UU., 2003, dobl. al español). Dir.: J. Favreau. Int.: W. Ferrel, J. Caan, E.Asner,M. Steenburgen, Z. Deschanel.
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S i bien en «Saturday Night Live», Will Ferrel ha hecho todo tipo de tonterias, este personaje de duende navideño enfrentado a gente que no cree en Papa Noel es insuperable. Aunque en realidad no es un duende de verdad: cuando era sólo un bebé en un orfanato, Santa Claus lo llevó por error a su tierra en el Polo Norte. Ahí lo adoptó un duende, y ahí recibió toda la educación que necesita un niño de esa condición: las distintas variantes de alimentación del duende (caramelos y dulce) y los oficios que un duende puede aprender (arreglar los zapatos por las noches, cuando el zapatero duerme o fabricar juguetes para Navidad). Pero, claro que, a sus 30 años, este hombre adulto no encaja en un mundo de duendes, así que se para en un témpano y va flotando hasta Manhattan, donde tiene que explicarle a su verdadero padre, James Caan -que ni sabe de su existencia-, que tiene un hijo grandulón vestido como duende navideño.
La idea es original, y funciona mucho mejor que la gran mayoría de melosas comedias navideñas, a las que homenajea al tiempo que se burla de ellas, sin caer en el cinismo excesivo, pero de manera muy divertida. Las secuencias se desarrollan con lógica natural, como la que convierte al duende en empleado de una gran tienda que Papá Noel está por visitar para saludar a los niños de los clientes (la parte en la que Ferrel se indigna al ver que es un falso Papá Noel, justifica la entrada el cine por sí sola).
Visualmente la primera mitad ofrece imágenes más ricas, algo propio del Polo norte, con muñecos de nieve animados y cosas por el estilo. Pero toda la película esta muy bien actuada y llena de chistes eficaces, que aseguran un rato muy entretenido.
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