9 de octubre 2001 - 00:00
El chileno Duclós gana un concurso regional
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• Construcción
Duclós (Santiago, 1959), que obtuvo la Beca Guggenheim en 1992, formó junto a otros artistas chilenos la Escuela de Santiago (1993), sobre la que ha dicho «no está manejada por curadores o críticos norteamericanos o europeos. Es un producto que es responsabilidad nuestra, armado desde acá, no desde las especificaciones comerciales del arte internacional».
Por su parte, el artista argentino Eduardo Médici ha sido reconocido con una Mención del Jurado. Obsesivo y profundo, su discurso empieza por preguntarse acerca del hombre mismo. En las estampas alegóricas de Médici (Buenos Aires, 1949), que suelen recordar las iluminaciones medievales, pero también las láminas populares y algunos dibujos científicos de otros tiempos, el cuerpo humano es principio y fin, origen y destino, expulsión y absorción, ser y estar.
Tras una visita a México y Guatemala, donde intuye y siente a la América antigua, Médici elabora una exploración gráfica de enorme libertad visual y conceptual, que lo encamina hacia abstracciones en las que alcanza un alto nivel de gestualidad y color. La apariencia fantasmal de hombres y mujeres, acentuada por los espacios ignotos donde se encuentran para padecer, aludían «al pavor de la muerte que me ha perseguido siempre», y señalaban «una tentativa de exorcizarlo».
• Parábola
Si Médici realizó estas obras para exorcizar el miedo por la muerte, lo que ha terminado por referir es una sobrecogedora parábola acerca de la muerte de todos los seres humanos. En la década del '90, incorpora palabras a las telas, ya con citas literarias, o con frases acuñadas por el mismo artista. Pero Médici también sigue utilizando las letras sueltas, e inscribe, a veces, simulacros de textos. Sus figuras humanas atadas, crucificadas, mutiladas, quemadas, magulladas, trazan una amarga parábola de la condición del hombre. Pero el lenguaje de Médici, que ha experimentado con materiales tan diversos como: radiografías, fotocopias, negativos fotográficos, Internet, no parece hablar hoy de la pasión de los cuerpos, sino más bien de la identidad y la diferencia del olvido, de la pérdida del original, del anonimato.
La exposición del Premio de Pintura Enersis incluirá también obras de otros artistas convocados, Juan Lecuona, Luis Felipe Noé, Oscar Smoje y Luis Wells (Argentina); Mario Camargo, Fabio Cardoso, Eduardo Eloy, Emmanuel Nassar, Helio Rola (Brasil); José Balmes y Rodolfo Opazo (Chile); Johanna Calle, José Antonio González y Beltrán Obregón (Colombia); Alicia Cabieses, Hernán Pazos y Eduardo Tokeshi, (Perú).
La exhibición, que se presentará en Chile el próximo mes de noviembre, será una muestra itinerante que se inaugurará en Buenos Aires, en el Museo Nacional de Bellas Artes, en marzo de 2002.
El jurado de premios estuvo presidido por Milan Ivelic, director del Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago, e integrado por un crítico representante de cada uno de los países participantes: Germán Rubiano (Colombia) Pedro Gjurinovic (Perú), Lisbeth Rebollo (Brasil) y quien firma esta nota, por la Argentina.
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