23 de agosto 2001 - 00:00

El escapismo es una fórmula que ya no funciona en teatro

Favio Posca.
Favio Posca.
¿Qué tienen en común un grupo de teatro callejero como Catalinas Sur con el histriónico Fabio Posca? ¿Qué comparte la Banda de la Risa con Los Macocos, además del humor? ¿En qué se parecen «Fiebre del Senado por la noche» con Nito Artaza o muchos de los chistes del Negro Alvarez a los personajes de Fernando Peña o a grupos teatrales de improvisación como Sucesos Argentinos o la LIRA? Todos, sin excepción, hablan, con distintos lenguajes y con mayor o menor grado de virulencia, de la crisis que atraviesa el país. El escapismo de antes ya no funciona.

Por paradójico que resulte, obras de diversos estilos se apropian de tanto piquetazo y riesgo-país y explotan la sensación de malestar, logrando mantenerse firmes en cartel pese a la recesión: el locutor Fernando Peña, que saltó de un estudio de radio al teatro, se mantiene hace un año en cartel y ya presentó tres espectáculos diferentes en distintas salas.

El grupo Catalinas Sur ofrece exitosamente «Fulgor argentino», que repuso luego de su viaje a Barcelona. Los Macocos interpretan «Los Albornoz» a sala llena de jueves a domingos, con un espectáculo que recicló tres cuadros de «Macocrisis», del año 1996. Y Fabio Posca hace «Mamá está presa», estrenada en Mar del Plata, luego del éxito de «El perro que los parió», que viene representando hace 10 años. Algunos cobran, por la recesión, precios populares, pero otros no bajan de los 15 pesos y, aun así, llenan.

Con sabor criollo y sainetesco la Banda de la Risa presenta «El pelele», focalizada en los vicios del poder político. Consultado por este diario, Claudio Gallardou, su director, dijo: «Cuando el sainete tuvo su auge también hablaba de crisis, pero lógicamente con problemáticas diferentes a las actuales. El arte, el teatro, no pueden escapar a la crítica ni pueden hacerlo siempre de manera metafórica. La realidad es directa y la única forma de responderle es sin metáforas».

No todo es arrabal en el grupo Catalinas Sur, integrado por 300 vecinos que resignifican, desde su galpón, la situación Fabio Posca ofrece uno de los shows más crudos y violentos. Comenzó hace diez años con "El perro que los parió" y presenta desde principio de año "Mamá está presa" a sala llena en el Complejo La Plaza. política y económica de la Argentina. Algunos públicos pare-cen hacer catarsis e identificarse con el discurso de los artistas mientras que otros se levantan de sus butacas y abandonan las funciones más violentas.

Poco importa si la platea ríe o se ofende, lo cierto es que hablar de la crisis, de debacle económico y del descrédito de tala política, funciona. Con su personaje
Porelorti, Fernando Peña encarna a un político corrupto. Los Macocos representan a una familia de clase media venida a menos que acepta prostituir a una hija y vender los órganos de otro hijo, construyéndose sobre un crudo humor negro.

Su director,
Javier Rama, dijo a este diario: «Hablar de la situación patética que vive hoy la Argentina tiene un riesgo: que no venda. Está en cada artista darle la vuelta de tuerca al tema para que el público lo tolere. En nuestro caso apelamos al humor, y la gente no sólo lo tolera sino que lo disfruta y lo aplaude porque no busca un mensaje optimista al estilo década del '70".

Fabio Posca ofrece uno de los shows más crudos y violentos. Comenzó hace diez años con «El perro que los parió» y presenta desde principios de año «Mamá está presa» a sala llena en el Complejo La Plaza. Posca hace alusión a la crisis desde un travesti que se dirige al público de espaldas y agachado, dejando que hable su trasero desnudo y también encarna a una mujer del interior que va matando a sus hijos.

«La gente a veces se levany se va porque me viene a ver a mí y no sabe lo que le espera. Pero la mayoría se ríe de lo que muestro, que no se limita sólo a la denuncia. Yo trabajo mucho la estética, la luz, el vestuario de mis espectáculos y en cuanto al contenido, es lo que me dan ganas de decir en este momento», explicó Posca.

En los sketches espontáneos que surgen en cada función de
Match de Improvisación se cuelan a menudo términos acu-ñados por el imaginario popular: riesgo-país, recesión, dolarización, son moneda corriente, casi obligada, en funciones a las que asiste un público predominantemente joven.

El director de los
Match, Mosquito Sancineto, expresó: «Los jóvenes son ignorantes en materia política, en general piensan que los políticos son corruptos y lo que surge en las improvisaciones no tiene connotaciones ideológicas. Creo que si en otras épocas se expresaba el descontento de un modo más poético, eso responde a que en el pasado había más arte».

Los Macocos planean seguir presentando su obra hasta marzo del año que viene. Fabio Posca piensa continuar hasta fin de año. La Banda de la
Risa trabaja ininterrumpidamente desde 1985 y los
Match de Improvisación hace cuatro años que están en cartel. El humor político con el que Enrique Pinti satirizó al país (dicho sea de paso es el autor de la murga final que canta La Banda de la Risa) parece haberse regenerado en jóvenes que se valen de un humor menos crítico y más apolítico pero con recepción probada en un público que se permite divertirse a costas del piquetazo y la recesión.

Rama sintetizó: «Yo esperaba que se levantara más gente de nuestro espectáculo, por el humor negro, pero el público lo digiere porque se amplió el espectro de la violencia. Un ejemplo más de realidad que supera la ficción».

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