15 de junio 2007 - 00:00

El fecundo período final de Van Gogh se exhibe en Madrid

Una de las 24obras de lasalrededor de100 queVincent VanGogh realizóen los últimosdos meses desu vida,actualmenteen exhibiciónen el MuseoThyssenBornemiszade Madrid.
Una de las 24 obras de las alrededor de 100 que Vincent Van Gogh realizó en los últimos dos meses de su vida, actualmente en exhibición en el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid.
El Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid exhibe «Van Gogh-Los últimos paisajes-Auvers-sur-Oise. 20 de mayo-29 de julio 1890». Son veinticuatro obras de Van Gogh, tres de Cézanne, dos de Pissarro y una de Daubigny, procedentes de museos y colecciones privadas que incluye «Les Vessenots» perteneciente a la colección del Museo.

Como si supiera que su vida llegaba a su fin, Van Gogh realizó en el lapso de setenta días y de manera vertiginosa alrededor de setenta y dos pinturas, treinta y tres dibujos y un grabado. Ese ritmo frenético -se levantaba a las cinco de la mañana y pintaba todo el día- se traduce en su mayoría en una pintura de gesto impulsivo que contrastaba con algunas obras de gran serenidad. Después de su estancia en Provenza, Auvers representa para el artista el retorno al paisaje del Norte en el que había pensado tanto tiempo, reencuentra aquí los temas rústicos y la comunidad rural de su juventud. También recupera la mirada de los grandes paisajistas holandeses del siglo XVII por él tan admirados.

Como lo señala el curador de la muestra, Guillermo Solana, desde el punto de vista estilístico, Auvers no supone una ruptura con el período anterior, pero su estilo se encuentra en plena evolución. Su repertorio de puntos, trazos cortos y largos, líneas quebradas, ondulantes que había ensayado con la pluma será trasladado a la tela: dibujar con el color es el rasgo dominante de toda su obra tardía. En el período de Auvers su trazo se multiplica, hay arabescos en los árboles y las casas, oleajes en los trigales, ritmos curvilíneos de gran dinamismo. Es en Auvers donde entra en escena el doctor Paul-Ferdinand Gachet, médico y artista aficionado, viejo amigo de Pissarro, Cézanne, Guillaumin, entre otros.

A pesar del turismo, Auvers ha conservado su encanto y en la época en la que Van Gogh pasa allí esos dos meses contaba con dos mil habitantes que aumentaba a tres mil durante el verano. Pueblo de granjeros, agricultores, pequeños propietarios, había atraído a grandes pintores de paisaje como Daubigny, destacado exponente de la Escuela de Barbizon, amigo y precursor de los impresionistas que se construyó un barco atelier para recorrer el río Oise y pintar sus orillas. Hacia 1860 adquirió una casa en Auvers que era frecuentada por Corot, Daumier, Berthe Morisot que venían especialmente de París. En 1866 Pissarro se estableció en Pontoise , cerca de Auvers y convenció a Cézanne, que vivió entre 1872 y 1874 y pintó una serie de paisajes alrededor de la casa de Gachet.

Se dice que es la presencia de estos tres grandes artistas que pintaron en Auvers antes que él lo que Van Gogh sentía en el paisaje. Los paisajes de Auvers de Van Gogh combinan lo pintoresco tradicional y el color moderno. Pastos, vacas, campesinos, pero también un embarcadero con parisienses listos para disfrutar de un paseo en barco, tema típico de los impresionistascomo Monet y Renoir. Chozas y chalets, calles y caminos, riberas, trigales, «infinitos como el mar», según los describió en una carta, escenas de la vida rural y de ocio, bosques, jardines, un panorama de la vida campestre realizados en telas apaisadas. En la carta 644 del 24 de junio de 1890, a su hermano Theo, le cuenta acerca del ramo violeta, que va hasta el carmín y al azul de Prusia puro que se destacan sobre un fondo amarillo limón restallante, con otros tonos amarillos del florero, dando un efecto de terribles y disímiles complementarios, que se potencian por sus oposición. «Los Iris se han secado bien y me atrevo a creer que tú encontrarás la manera,...». Clausura el 12 de septiembre.

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