Compositor, gran pianista, improvisador de los más inspirados, renovador de lenguajes, siempre ha sentido un especial afecto por tocar solo con su instrumento; eso, sin desmedro de las muchas reuniones de las que ha participado.
Suele asociarse su nombre al jazz; y es absolutamente lógico porque es en esta música donde ha encontrado su cumbre expresiva. Pero, del mismo modo, muchas veces se puso en el lugar de intérprete-lector y tocó y grabó obras de Bach, HTMndel o Shostakovich. Otra situación por la que sentido especial atracción es por las ediciones de grabaciones en vivo: sus gloriosos y antológicos «Paris Concert», «Viena Concert» o el más difundido «The Köln Concert» son muestras fundamentales y acabadas de eso. Es que una de las mayores virtudes de Jarrett está, como decíamos, en su capacidad de repentismo.
Capaz de recorrer todos los lenguajes -del jazz más tradicionalen melodías y armonías hastalos bordes de la atonalidad-, suele armar sus recitales a partir de improvisaciones por lo que cada actuación es única y merece quedar plasmada en un disco. En este caso se trata de un concierto que Jarrett diera en el Carnegie Hall de NuevaYork en septiembre de 2005. Otra vez, el pianista da muestra de todo su talento. Se trata de una larguísima serie de improvisaciones, mencionadas simplemente con los números del 1 al 10. Y a eso se agregan, a manera de bises, algunos títulos como «The good America», «Saint my Herat red», «My song» o «True blues». En síntesis, un disco doble que no debería faltar en la discoteca de ningún amante del jazz moderno.
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