9 de enero 2007 - 00:00
"Mi brillante divorcio": un tour de force de Ana Acosta (09/01/07)
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Con réplicas rápidas, el tono humorístico justo, una dicción cristalina y una energía envidiable, la actriz cumple con creces este tour de force, que recuerda el merecido éxito de hace algunos años con otro unipersonal: «Cómo domar una bikini salvaje», de Miguel Falabella. Al texto de Aron no le faltan recursos para resaltar el histrionismo de Acosta, convincente en la mayoría de los personajes que debe interpretar.
Para que la pieza no pierda el ritmo esencial, Carlos Evaristo manejó razonablemente el espacio. Dentro de sus límites (con un diseño visual acotado y demasiado elemental), la dinámica impuesta por el director permite una lectura ágil, que no abruma a pesar de la caterva de conflictos de esta mujer de clase media acomodada, cuya única preocupación es combatir la soledad que se le viene encima.
El diseño de iluminación de Roberto Traferri se convierte en un coprotagonista que acompaña sensiblemente las alternativas emocionales de Angela. Técnica de espejos mediante, las mujeres parecen comulgar íntimamente con cada episodio relatado por la protagonista, lo que no significaque la pieza esté dirigida exclusivamente a ese público. De todos modos, a juzgar por las fervorosas reacciones del auditorio femenino ante los padecimientos de Angela, sus breves alegrías y hasta su final salvación tomándose firmemente de la única tabla que le proporciona la vida, a los cuarenta y pico, la identificación es instantánea.
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