16 de enero 2007 - 00:00
Paradigmas del arquitecto como "sismógrafo" social
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En el caso de la arquitectura argentina, la décima Bienal Internacional de Buenos Aires, incluyó como arquitectos sismógrafos a Mario Roberto Alvarez, Justo Solsona y Clorindo Testa. En ellos hay un interés estético en el diseño, en la planificación urbana y regional y en una estética integrada del «environment», que en nuestra época es la ciudad, donde los seres humanos llevan adelante actividades productivas, domésticas, recreativas y culturales. Son arquitectos que diseñan la ciudad de modo tal que sus habitantes puedan recrearla, y proceden como dramaturgos: escriben un libreto para que miles o millones de personas lo vivan.
Decano de los arquitectos argentinos en funciones, la obra de Mario Roberto lvarez (1913) es una de las más numerosas y destacadas de nuestro tiempo. Sus obras se distinguen por su racionalidad sensible, capaz de conjugar arte y técnica desde una perspectiva donde se funden la austeridad y lo creativo. Un ejemplo de estas concepciones es la Torre Le Parc, rascacielos de departamentos que se yergue en una zona de parques, en las cercanías del Río de la Plata. A poca distancia, el conjunto residencial de la Avenida del Libertador 4444, señala también la rigurosa y gallarda arquitectura de Alvarez, con dos semi-torres. Ha dicho que se niega toda «delectación estética» y que pone sus obras «a cubierto de particularismos excesivos y de sentidos anecdóticos». «Tratamos de dar respuestas simples a requerimientos complejos», sostiene.
Desde la década del '60, el estudio que hoy integran Flora Manteola, Javier Sánchez Gómez,Josefina Santos, Justo Solsona y Carlos Sallaberry ha aportado a la arquitectura argentina contemporánea muchas de sus obras capitales. Entre otros hitos, se destacan el Complejo Natatorio de Mar del Plata. El partido tomado fue el de construir sobre un nivel del suelo las dos piletas requeridas (las de carreras y la de saltos). En materia de arquitectura residencial, el Palacio Alcorta, imaginativa reformulación de un edificio de oficinas y talleres de 1927.
Para Testa, la ciudad es esencialmente un espacio ético y no una simple acumulación de construcciones y elementos urbanos, más o menos atrayentes desde el punto visual y utilitario. Testa (1923) trabaja desde 1952 proyectando edificios que no son sólo objetos de consumo, sino materialización de ideas y representaciones. En sus obras de mayor trascendencia puede reconocerse la importancia asignada a lo urbano existente, y no sólo desde el punto de vista formal, sino como hecho sociocultural. Algunas de sus obras paradigmáticas son la Biblioteca Nacional,inaugurada al cabo de dos décadas de construcción: es un vigoroso volumen de hormigón que se alza como una caja sobre cuatro grandes apoyos que permiten la continuidad de los espacios verdes por debajo del cuerpo elevado.
El Buenos Aires Design Recoleta, centro especializado en decoración y diseño industrial; y el Auditorio de la Paz, cuyas terrazas metálicas voladas posibilitan un jardín elevado que dialoga con el creado a niveldel terreno, junto al edificio. Estos arquitectos conciben al entorno urbano como un entorno estético que asimila las necesidades vitales, los valores éticos y las características perceptivas del hombre a una red de dimensiones humanas; que incita a respuestas imaginativas; que simboliza nuestros ideales de cultura; que nos permite reconocer la proporción humana en lo universal; y que, en definitiva, amplía nuestra experiencia.
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