28 de junio 2019 - 00:01

Extrañas criaturas celebran sus siete años en cartelera

El multipremiado unipersonal, que habla de una multitud de personajes "friki" con base real, se presenta en la sala de Timbre 4 y evoca la historia del abuelo de la dramaturga, quien escapó del nazismo.

Paula Ransenberg. Autora y protagonista de Para mí sos hermosa, que celebra su séptima temporada en cartel.
Paula Ransenberg. Autora y protagonista de "Para mí sos hermosa", que celebra su séptima temporada en cartel.

“Que hoy podamos seguir a sala llena es un milagro”, dice Paula Ransenberg, autora y protagonista del multipremiado unipersonal “Para mí sos hermosa”, que va por su séptima temporada en Timbre 4, los sábados a las 20.30.

Dirigida por Marcelo Nacci, transcurre en una feria de variedades en la Hungría de 1940, y cuenta la historia del mago Harry Vansky, quien realiza su acostumbrado truco de escapismo. Hasta que un día, luego de diez minutos de permanecer bajo el agua, el baúl no se abre. Cada una de las mujeres que lo rodean se debaten entre llorar su muerte o aplaudir su escape triunfal.

Dialogamos con Ransenberg, quien también protagoniza en esa sala “Juicio a una zorra”, dirigida por Corina Fiorillo.

Periodista: Ha dicho que en la obra evoca a su abuelo, judío alemán que escapó del nazismo, ¿ese sería el mago escapista que lloran sus mujeres?

Paula Ransenberg: Cuando la escribí no sabía que estaba hablando de eso. Siempre me fascinó el mundo del circo, las series de variedades de principios de 1900, algo de eso siempre me atrajo y empecé a contar la historia del mago que se escapaba. Cuando con el director intentábamos devanar el final, le conté la historia de mi abuelo, que quería ser actor de cine e hizo cursos, por eso se fue a Berlín, y después tuvo que escapar de los nazis. Fue entonces que me dijo ‘esa es la obra’. Mi abuelo estaba enamorado del cine y tenía la ilusión de escapar a un mundo mejor, con todo lo que significaba empezar la vida en otro lado. Eso cobró hondura y terminó dándole raíz a toda esta historia

P.: Y su abuelo, ¿logró cumplir su sueño?

P. R.: Trabajó en una carnicería y tuvo dos hijos. Lo de la actuación no prosperó pero me lo heredó en sangre. Una vida feliz del otro lado del mar.

P.: ¿A qué atribuye el éxito de siete temporadas en cartel a sala llena, algo inusual en estos tiempos?

P. R.: Imagino que al público le atraen estos personajes que están entre lo patético y lo tierno, al mismo tiempo tiene lo cómico de las ferias de variedades como la mujer magnética, la que desaparece a pesar suyo, la perfumista húngara, la viuda del mago que se saca fotos con un marido que ella cree muerto, lo que implica retratarse con un fantasma, algo habitual en esos tiempos. Todo forma parte de este freak show con personajes que se mueven entre lo sobrenatural y lo monstruoso. También está el mago, un superhombre bello, que suma el humor negro y esa ternura que tienen los personajes en su soledad. Todos están solos, excepto las siamesas que están juntas a pesar suyo, para bien y para mal.

P.: ¿Cómo vive el desafío de hacer teatro en este país y qué papel desempeña el Estado?

P. R.: Todos los que hacemos teatro independiente seguimos adelante porque si no, nos morimos... pero esta es de las épocas más difíciles que recuerde. Y esto a pesar de que nosotros llenemos sala, un milagro en este momento. El teatro cayó el 50% en espectadores y el Estado está ausente, los subsidios no llegan o se demoran, pero uno sigue porque cree en esto. Hay un agujero muy grande, hay equivocación en lo que significa cultura y faltan las políticas de apoyo al arte. Con el cine pasa lo mismo.

P.: ¿Qué opina de la oferta del teatro comercial y oficial?

P. R.: El comercial está muy caído, las obras no se mantienen mucho tiempo porque responden a una búsqueda desesperada de éxito. En esa búsqueda aparecen obras livianas con gente famosa pero que no funcionan. Y el oficial sigue manteniendo las grandes producciones con 15 actores en escena o más, que para el off son imposibles.

P.: ¿Qué puede decir respecto de la programación del Complejo Teatral de Buenos Aires, con abundancia de clásicos, o el Cervantes?

P. R.: No defiendo el teatro clásico a priori, a veces veo versiones y siento que es más de lo mismo, otras valen la pena. Creo que hay aggiornamiento por ejemplo con “Petróleo”, que pasó al comercial y sigue con entradas agotadas, o el Cervantes que se llena de jóvenes. Pese a las críticas a la gestión, que esa sala se llene, ofrezca precios accesibles y tenga obras buenas, es algo que no pasaba hace tiempo.

P.: ¿A qué críticas se refiere?

P.R.: En relación al presupuesto que Nacion da a Buenos Aires, el desbalance entre el resto del país a favor de la capital.

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