Las acciones y los Cedears de Intel Corporation treparon casi un 7% este martes, tras conocerse que el gigante asiático SoftBank invertiría u$s2.000 millones en la compañía. No obstante, todavía hay dudas sobre el potencial alcista del fabricante estadounidense de chips.
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Los Cedears y las acciones de Intel retrocedieron un 43% en dólares en los últimos cinco años pero, poco a poco, se están recuperando.
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Las acciones y los Cedears de Intel cayeron fuertemente en los últimos años, lo que despertó el interés de algunos inversores.
El anuncio llega en medio del difícil proceso de reestructuración que atraviesa Intel, iniciado durante la gestión del exdirector ejecutivo Pat Gelsinger. Su sucesor, Lip-Bu Tan, moderó aquella ambiciosa estrategia, cancelando proyectos de plantas en el extranjero y posponiendo nuevamente la construcción del complejo de semiconductores en Ohio, estimado en u$s20.000 millones.
Los fundamentos de Intel son inestables
No obstante, desde el punto de vista fundamental, la situación parece estar lejos de mejorar, incluso a pesar de los rumores de que el Gobierno de los Estados Unidos podría adquirir el 10% del capital de Intel para convertirse en el principal accionista y así tener un rol determinado en la conducción del negocio de tecnología.
"En el corto plazo, esta expectativa está impulsando a la acción. Sin embargo, un inversor debe comprender el negocio en profundidad y no dejarse llevar únicamente por un cambio de expectativas. Hay varias razones para pensar que Intel no necesariamente representa una gran oportunidad a futuro", comentó Diego Matianich, director y estratega financiero en DIMA Argentina Capital.
"Intel atraviesa un declive desde hace años. Perdió su ventaja competitiva y quedó rezagada frente a rivales como TSM y Samsung, que avanzaron más rápido en innovación y captaron clientes clave. AMD y Nvidia, por ejemplo, confían en TSM para la fabricación de sus chips, y no en Intel. Mientras la industria se enfocaba en data centers y chips personalizados, Intel se aferró a los viejos CPU para PC y servidores. La falta de visión estratégica y la lentitud de su dirección para adaptarse a los cambios tecnológicos empujaron a la empresa a la decadencia", aseveró el ejecutivo.
A nivel financiero, los márgenes de beneficio de Intel se redujeron, el retorno sobre el capital invertido desapareció y la reinversión fue insuficiente. Además, en 2024, la compañía registró pérdidas operativas superiores a u$s3.800 millones.
"El costo de capital de Intel es alto, pero su rentabilidad es baja: destruye valor en lugar de crearlo. Y como inversores, lo que buscamos es exactamente lo contrario: compañías capaces de maximizar el valor en el tiempo y enriquecer a sus accionistas. Intel, al menos por ahora, no parece cumplir con esa premisa", indicó Matianich.
Las acciones y los Cedears de Intel, en fase de acumulación
De todas formas, aún hay esperanzas al observar la evolución de los precios de sus acciones. Desde julio de 2024 hasta la actualidad, Intel estuvo cotizando en un rango de entre u$s18 y u$s26 por acción, aproximadamente.
Para el analista técnico Abel Cuchietti, se trata de una fase de acumulación en un precio históricamente muy bajo alcanzado tras una gran caída.
"Está queriendo romper al alza, tiene algunos quiebres previos. Pero permanentemente es una zona de venta la parte superior. Entonces, ahí le venden y se va hasta abajo, hasta los u$s19. De u$s26 a u$s19. Podría quizás haber algún tipo de manipulación. Intentaría ir a los u$s34, que sería el objetivo de un rectángulo", detalló el especialista.
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