4 de enero 2022 - 11:43

Dólar: la devaluación ya tiene fecha, según un economista

El economista Salvador Di Stefano evaluó la estrategia devaluatoria del Banco Central para los próximos meses.

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La data mix

El economista Salvador Di Stefano destacó que "la devaluación del oficial se proyecta para marzo, pasa el tiempo y se corren la devaluación, seguimos peor", al evaluar la estrategia devaluatoria del Banco Central de la República Argentina (BCRA)

Para Di Stefano, de febrero a marzo la tasa anualizada de posiciones del dólar futuro pasará del 48,7% al 52,8%, a un ritmo de casi 4 puntos. Luego, durante en lo que resta del año, el indicador se mantendrá por encima del 50%.

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En una nota publicada en Ámbito, Di Stéfano consideró que el tipo de cambio, las tarifas y la tasa de interés están atrasadas, es necesario un rápido ajuste de variables para poder armonizar un escenario de crecimiento económico. El acuerdo con el FMI es una anécdota al lado del restyling que necesita el plan económico.

El escenario 2022 luce muy parecido al año 2018, con lo cual podríamos adelantar que estará influenciado por la sequía, falta de crédito externo y alto déficit fiscal. El gobierno debería trabajar para evitar este escenario, de lo contrario tendrá dificultad para ganar las próximas elecciones.

La Argentina tiene un problema sin resolver, el crónico déficit fiscal, mientras no logre financiarlo de forma genuina, sea con mayores ingresos fiscales o con crédito interno/externo, el financiamiento se hará vía emisión monetaria y esto nos llevará invariablemente a un escenario de inflación más devaluación.

El dólar oficial sigue reprimido, en los últimos 12 meses subió el 24,1%, mientras que la inflación se ubica en el 52,1% anual, están pisando el tipo de cambio para que la suba no se traduzca en mayor inflación.

El gobierno tiene restricciones políticas, sabe que un aumento de los servicios públicos puede despertar movilizaciones en la población. En los últimos 12 meses, los subsidios pasaron de representar un 10,7% a un 15,0% en el gasto corriente, mientras que las prestaciones sociales perdieron participación desde el 65,5% al 59,1%. Dicho en otros números, las prestaciones sociales subieron el 28,9% y los subsidios económicos el 100,8% en los últimos 12 meses.

En este escenario, tenemos inflación reprimida, el dólar oficial no vale lo que tendría que valer, las tarifas tampoco, si todo se alinearía a un valor real, estaríamos hablando de otra inflación, caída del nivel de actividad, baja del poder adquisitivo y una profundización de la crisis en lo inmediato. Si siguen estirando la decisión de aumentar las tarifas y el tipo de cambio, la economía languidece, tendremos los mismos resultados que ajustar en un solo acto, pero tardaremos más tiempo en vivirlo.

La actividad económica comienza a mostrar una fuerte desaceleración, el Estimador Mensual de Actividad Económica está desacelerando su crecimiento, algo parecido sucede con la capacidad instalada y el índice de producción industrial.

Las ventas han disminuido, ya no se despacha como hace unos meses atrás, vender implica dar plazos y acomodar los precios con bonificaciones, las empresas van perdiendo rentabilidad, comienzan los problemas de liquidez, hay mucho dinero en la calle y poco en las empresas. Los bancos están viendo este proceso, ya no son tan resolutivos para dar financiamiento a tasas negativas contra la inflación, comienzan a llevar con rienda corta la liquidez, se vienen meses de menos financiamiento y a tasas más elevadas.

El gobierno tiene que acordar con el FMI, eso no está en la mesa de discusión, aquí y ahora el problema es otro, qué medidas se tienen que tomar para acordar con el organismo y qué impacto tendrán en la vida económica.

  1. Hay que ajustar el tipo de cambio oficial para lograr mayores exportaciones, engrosar con dólares las reservas, destinar dólares a la importación y aumentar la recaudación tributaria vía el cobro anticipado de los tributos de la mercadería que ingresa al país.
  2. Es necesario subir las tarifas, esto le permitirá al Estado incurrir en menos gastos en subsidios, reduciría el déficit fiscal, emitiría menos dinero y lograría una menor inflación.
  3. La tasa de interés debe ser positiva contra la inflación. La tasa de política monetaria está en el 38% anual, esto implica que la tasa efectiva anual es del 45,4%. El Banco Central estaría estudiando elevar la tasa de política monetaria al 41,0% anual, esto implica que la tasa efectiva anual sería del 49,7% anual, si bien no sería positiva contra la inflación estaría en un nivel más cercano que la actual.
  4. Cuando el Banco Central suba la tasa de política monetaria generaría un desincentivo a que las empresas tomen financiamiento y un mayor incentivo al ahorro. En cualquier caso, esta medida será recesiva, sin embargo, dado la escasa cantidad de crédito que tiene nuestra economía, no parecería que el impacto vaya a ser importante.
  5. Una suba de la tasa de interés impactaría sobre los intereses que paga el Banco Central sobre las leliq y los pases que se colocan para sacar del mercado la liquidez excedente. Este es un problema sin solución, el stock de deuda asciende a $ 4,6 millón de millones y, si sube la tasa, se abonará más en concepto de intereses, con lo cual será necesario devaluar para liquidar los pesos que se paguen en dicho concepto.
  6. Las reservas suman aproximadamente U$S 39.000 millones, se pagan de intereses de leliq y pases año $ 1,3 millón de millones, para netear esta cifra necesitaríamos un aumento del tipo de cambio de $ 33,33 para equilibrar el balance del Banco Central, esto implicaría una devaluación de aproximadamente el 30% como piso.

Conclusión

  • Llevar adelante este conjunto de medidas tendrá un alto costo sobre el conjunto de los consumidores. Devaluar, aumentar las tarifas y aumentar la tasa de interés genera un efecto muy nocivo sobre la economía, sin embargo, sinceraría las variables económicas.
  • El gobierno, en lugar de tomar por el camino de la sinceridad en los precios de mercado, pretende reprimir al sector privado incrementando los impuestos, para de esta forma ocultar los problemas derivados de un tipo de cambio bajo, déficit fiscal, alta inflación y elevada brecha cambiaria.
  • Colocando más impuestos nunca se resolvieron los problemas estructurales de la Argentina, creeríamos que se acrecentaron, y el costo de los mayores tributos recae sobre los sectores más postergados de la sociedad.
  • Los que no quieren hacer el ajuste hoy, son los responsables del ajuste mañana. Como no hay un inmediato cambio de gobierno, todo haría indicar que este gobierno tarde o temprano deberá proceder a ajustar la economía a los valores reales de mercado. No significa ajustar para achicarnos, significa poner valores reales al dólar, tarifas y tasas de interés para forjar un futuro de crecimiento.
  • Ocultar los problemas o negarlos, no hace más que potenciarlos a futuro. El año 2022 debería permitirnos volver a los valores reales de mercado de los insumos básicos de la economía, con absoluta libertad para exportar lo que producimos. También sería necesario un ajuste de los salarios al nuevo punto de equilibrio que logre nuestra economía, tenemos un severo problema de ingresos, del cual el gobierno omite hablar.
  • Llegamos al año 2022 fuera de eje, necesitamos alineación y balanceo, cuanto más demoremos, más rápido se va a desbandar la economía. Si el gobierno sería más astuto, tendría que ajustar hoy, para poder recoger los frutos en el año 2023. Si sigue demorando el ajuste le pasará como a Mauricio Macri, tendrá que hacer el ajuste en el año electoral, y todos conocemos cómo terminó esa historia.

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