El Ministerio de Economía colocó este martes más de $46.200 millones, en la primera licitación de deuda en pesos del mes. Por los acotados compromisos de esta semana, el resultado implicó levantar un fondeo neto de $38.100 millones que el equipo de Martín Guzmán utilizará como colchón de cara a los vencimientos por alrededor de $270.000 millones de la segunda quincena del mes. Para intentar refinanciarlos, hay otras dos subastas por delante previstas para el 20 y el 28 de julio. Fue el primer paso de un tercer trimestre desafiante para la estrategia financiera oficial, en el que vencen cerca de $1,2 billones.
Deuda: Guzmán colocó más de $46.200 millones y evitó subir la tasa
Consiguió un primer colchón de pesos para afrontar pagos por $270.000 M en la segunda quincena. Para no convalidar mayores intereses, dejó afuera el 40% de lo ofrecido por el mercado. La estrategia para el tercer trimestre.
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El monto obtenido en esta licitación fue más del doble de los $20.000 millones que la Secretaría de Finanzas había salido a buscar. Incluso recibió ofertas por cuatro veces ese número. Pero para evitar pagar mayores tasas, los funcionarios decidieron dejar afuera el 40% de lo ofertado por el mercado, que exigió mayores rendimientos. De los $83.669 millones de valor nominal que pusieron sobre la mesa los inversores, se adjudicaron $49.957 millones, que a valor efectivo significó juntar $46.224 millones.
Sin tope de tasa a priori, Economía había propuesto cinco letras que también formaron parte de la última licitación de junio, ocho días atrás: dos a tasa fija (Ledes a octubre y diciembre), una a tasa variable (Lepase a octubre) y dos atadas a la inflación (Lecer a diciembre y junio de 2022). Era de esperarse que los inversores pujaran por mayores intereses, sobre todo en las Lecer ya que las expectativas de una desaceleración de la inflación en los próximos meses llevó a una baja en sus cotizaciones en el mercado secundario, lo que impulsó sus rendimientos a entre 2,5% y 3%.
Finanzas decidió mantener las tasas pagadas la semana pasada por las letras indexadas (1,6% real a diciembre y 2,35% a junio 2022) y bajó algunas décimas el interés de las Ledes y Lepase (a entre 38,98% y 40,39% nominal anual). El mayor prorrateo se dio en la Lecer y la Ledes a diciembre, donde quedaron afuera unos $22.000 millones.
Más allá de que hay coincidencia en torno al objetivo de minimizar la asistencia del Banco Central al Tesoro y de ir migrando de a poco hacia un esquema de política monetaria en el que la tasa de referencia sea la de los títulos públicos y no la de las Leliq, en el Gabinete económico hay un debate sobre la definición de esos rendimientos. Miguel Pesce le pide a Guzmán que, en caso de ser necesario, pague un poco más en el mercado para evitar acudir al financiamiento monetario del fisco. En el mercado creen que Economía se guarda esa carta para las semanas de mayor concentración de vencimientos.
En ese marco, no hubo gran interés de los bancos por la única letra ofrecida que, gracias a la nueva normativa, podían integrar como encajes: las Lecer a junio aportaron $4.988 millones al fondeo cosechado hoy. El mes pasado esta alternativa, que les permite encajar títulos a entre 180 y 450 días de plazo, fue clave para apuntalar las colocaciones de Finanzas y dejar el mayor endeudamiento neto del año ($158.000 millones).
Por las perspectivas de una desaceleración de la inflación, Economía redujo la participación de las letras indexadas, como adelantó Ámbito. Esta vez representaron el 25% del monto colocado, mientras que a comienzos de junio había llegado a concentrar el 80% de lo conseguido. “La contracara de eso es que se complica alargar plazos y por eso la licitación de dejó un plazo promedio de apenas 159 días, el más bajo desde enero”, señaló Adrián Yarde Buller, de Facimex Valores.
“El resultado de hoy nos permite consolidar el financiamiento del Tesoro en el mercado de capitales local a tasas sostenibles que permiten, además, dar previsibilidad a la ejecución del programa financiero y cumplir con la composición del financiamiento previsto en el Presupuesto 2021”, expresó el secretario de Finanzas, Mariano Sardi, después de la operación. El objetivo oficial es evitar una mayor emisión de pesos, como parte de la política para sostener la estabilidad cambiaria en los próximos meses en los que se esperan las típicas tensiones preelectorales.
Así, se trató de la primera posta de un trimestre desafiante para esa estrategia. A los cerca de $280.000 millones que vencen a lo largo de julio, se sumarán unos $510.000 millones en agosto y $380.000 millones en septiembre. El gran cuco es el vencimiento del Boncer TX21, que concentra más de dos tercios de los compromisos de agosto y para el cual Finanzas analiza la realización de un canje en las próximas semanas con el objetivo de descomprimirlo por anticipado, como ya se hizo de junio para julio con el TC21.
Estos pagos de deuda coincidirán con mayores necesidades de fondeo para el fisco luego de que el Gobierno decidiera dejar atrás la disciplina fiscal, que lo llevó a acumular un déficit primario de apenas 0,1% del PBI hasta mayo, e inyectar más recursos para intentar apuntalar una recuperación del castigado poder adquisitivo de los ingresos.
Una importante fuente de Economía le dijo a Ámbito: “Julio y agosto son los meses más desafiantes en términos de vencimientos, por lo cual ese colchón sirve. Luego habrá que acelerar el financiamiento en el último trimestre del año”. La meta oficial presupuestada es cubrir el financiamiento del déficit en un 60% con emisión monetaria del BCRA y un 40% con deuda de mercado. En el primer semestre, gracias al fuerte recorte del déficit y al elevado rollover de los vencimientos, Guzmán sobrecumplió el objetivo de reducción de la asistencia del Central al Tesoro, que representó el 48% de las fuentes financieras adicionales ($330.000 millones). El 52% ($356.000 millones) fue endeudamiento neto en pesos.
Para la segunda parte del año la intención oficial es sostener un fondeo balanceado entre deuda y emisión. Los funcionarios del Gabinete económico reconocen que la tarea será más desafiante que en el primer semestre, pero no descartan que se pueda terminar el año con un nivel de asistencia monetaria del BCRA algo menor al presupuestado ($1,2 billones).
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