La Luna, con su superficie llena de cicatrices creadas por impactos de meteoritos a lo largo de miles de millones de años, guarda uno de los cráteres más impresionantes del Sistema Solar: la cuenca del polo sur Aitken. Este gigantesco cráter, que cubre casi una cuarta parte de la superficie lunar,fue objeto de numerosos estudios, pero su tamaño y características presentaron siempre un desafío para los científicos. Recientemente, un equipo de astrónomos descubrió que la cuenca es aún más grande de lo que se pensaba, lo que abre nuevas posibilidades para entender la historia de la Luna.
Astrónomos descubren algo inesperado en el cráter más grande de la Luna
Este inesperado hallazgo sobre el cráter más grande de la Luna ofrece nuevas pistas sobre su formación y la historia del Sistema Solar.
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Este descubrimiento no solo tiene implicaciones científicas, sino que tambiénpuede llegar a influir en las futuras misiones de exploración lunar. A través del análisis de la forma y el tamaño de este cráter, los investigadores han logrado replantear teorías sobre cómo se formó la Luna y cómo el impacto que creó la cuenca pudo haber afectado su estructura interna.
Un impacto más vertical de lo esperado
Investigaciones anteriores sugerían que la cuenca Aitken se formó por un impacto oblicuo, lo que habría generado una forma ovalada. Sin embargo, el equipo de científicos liderado por el geólogo Hannes Bernhardt, de la Universidad de Maryland, descubrió que la cuenca tiene una forma más circular de lo previsto. Este hallazgo sugiere que el impacto fue más vertical de lo que se pensaba, lo que cambia las hipótesis sobre cómo se formó el cráter. Además, ofrece nuevas perspectivas sobre los primeros días de la Luna y la dinámica de los impactos en su superficie.
Implicaciones para futuras misiones lunares
Este descubrimiento tiene importantes implicaciones para las misiones lunares que están planificadas para los próximos años. Los astronautas que exploren la cuenca Aitken podrían acceder a materiales provenientes de las profundidades de la corteza y el manto lunar, lo que les va a pérmitir estudiar las primeras etapas de la formación de la Luna y del Sistema Solar. Además, las mediciones gravitatorias revelaron una corteza densa debajo de la superficie, lo que podría ser una pista de un fragmento de asteroide enterrado. Estudiar estos materiales puede llegar a proporcionar información clave sobre el impacto que formó el cráter y los procesos geológicos que modelaron la Luna.
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