Unas diez familias que habitan un precario hotel en el barrio porteño de Recoleta, clausurado hace más de un año, se atrincheraron en el inmueble. Fue luego tras la decisión del dueño de desalojarlos por la fuerza con "patovicas", situación que convocó la presencia de la Policía y de Bomberos de la Ciudad.
Diez familias se resisten a ser desalojadas por el dueño de un hotel familiar en Recoleta
La policía confirmó que no hay orden de desalojo. El dueño llegó con dos "patovicas" para sacarlos del inmueble donde algunos llevan 20 años viviendo.
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El inmueble está ubicado en la avenida Pueyrredón al 1.300.
Fuentes policiales afirmaron a la prensa que "no hay orden de desalojo" para el inmueble ubicado en la avenida Pueyrredón al 1.300.
Los efectivos policiales acudieron al lugar tras un llamado al 911 luego de que uno de los habitantes del lugar comenzara a tirar cosas por la ventana y amenazara con arrojarse a la vía pública.
Además, indicaron que unas 27 personas se encontraban en el interior del inmueble y se negaban a salir del lugar.
El dueño del edificio "venía sacando a los moradores, pero los últimos (habitantes) que quedaron ayer le pusieron un candado a la puerta", añadieron las fuentes.
Desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires advirtieron que el hotel familiar "tiene una clausura de la Agencia Gubernamental de Control (AGC) hace un año".
En el lugar, uno de los habitantes identificado como Alejandro aseguró a la prensa que "el viernes (pasado) vino un matón, un patovica y se metió a fumar acá (en el hall) y nos dijo que nos teníamos que ir, entonces decidimos encadenarnos a nuestra casa".
"Logramos que el tipo se vaya, lo sacamos, pero ahora vinieron otros y dijeron que teníamos diez minutos para salir y llevarnos nuestras cosas o nos iban a sacar a la fuerza", apuntó el hombre muy conmocionado.
Una mujer que vive en el lugar junto a sus dos hijas y su marido relató que: "el tipo que apareció ahora supuestamente es el dueño, vino con otros dos que dijeron ser policías y que tenían una orden de desalojo, nos dieron diez minutos para irnos o nos sacaban a la fuerza, después nos enteramos que no hay orden y qué no eran policías", sentenció la joven.
Mauricio Bermúdez (35) aseguró a Télam que no recibieron orden de desalojo, que hace dos meses les cortaron los servicios (gas y luz) y que utilizan el restaurante que está en el piso de abajo para abastecerse de agua.
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