16 de enero 2007 - 00:00

Extraño invierno que asombra ya a medio planeta

La ausenciade nieve en laPlaza Roja deMoscú, enesta época delaño, es unamuestra delcalurosoinvierno quese estáviviendo en elHemisferioNorte.
La ausencia de nieve en la Plaza Roja de Moscú, en esta época del año, es una muestra del caluroso invierno que se está viviendo en el Hemisferio Norte.
Madrid - El calentamiento global empieza a ser algo más que una simple charla de café en el Hemisferio Norte. Ya en 2006 se vivió un invierno atípico. El otoño se retrasó más de la cuenta y la primavera llegó más pronto. Pero esta situación se ha visto ahora notablemente superada.

El clima cálido que se ha apropiado de la mitad norte del planeta es especialmente llamativo en los países más nórdicos. Un fenómeno que concuerda con las estadísticas que sitúan el termómetro hasta 4 grados más en el Artico, mientras que en latitudes mediterráneas ese aumento no ha llegado a 1º.

España, por lo tanto, no ha sufrido tanto los sobresaltos de un invierno atípico como otras capitales europeas, aunque las máximas diurnas han estado cinco grados por encima de la media en enero.

Los habitantes de los países más industrializados de Europa y Norteamérica están convencidos de que se trata del último síntoma del alarmante cambio climático que amenaza a nuestro planeta.

ESTADOS UNIDOS

Los cerezos se apuntaron a la fiesta en el Central Park, abriendo su flores de par en par, para celebrar el fin de semana más caluroso desde 1878 (19 grados y subiendo).

La pista de hielo era un charco a media tarde, el gondolero del estanque hacía su agosto en pleno enero y los osos polares del zoo se remojaban para combatir el calor.

Las agencias emitían la noticia que todo el mundo intuía: 2006 fue el año más caluroso en la historia de Estados Unidos (12,7 grados centígrados, uno más de media del siglo XX y por encima del récord de 1998).

El país que más generosamente contribuye con sus emisiones al calentamiento global es ya el sexto en el ranking de las temperaturas más elevadas.

RUSIA

La Plaza Roja de Moscú, sin nieve. Moscovitas sin gorros y osos que no hibernan.

Las nevadas esporádicas se derriten y los meteorólogos se han quedado en blanco. Los termómetros de la capital rusa vienen marcando en estos primeros días del año insólitas temperaturas diurnas de hasta 7 y 8 grados sobre cero, una cota máxima inédita en los últimos 126 inviernos (precisamente desde que se creó el servicio meteorológico ruso).

«En Moscú no se registraban temperaturas invernales tan altas desde 1879», asegura a «EL MUNDO» Tatiana Posdniakova, jefa del departamento de pronósticos meteorológicos de la capital.

Las nocturnas oscilan entre los -2 y los +3 grados. En Kaliningrado han aparecido rebrotes en los árboles al calor de los 12 grados diurnos.

REINO UNIDO

Londres y el resto del Reino Unido han vivido un 2006 caluroso, con unas temperaturas medias que jamás se habían registrado desde 1659, cuando se empezaron a anotar las variaciones térmicas día a día.

«Sin duda, 2006 ha sido un año extraordinario en el Reino Unido en lo que se refiere a la temperatura», dice el científico David Parker, de la oficina de Meteorología británica.

«Muchos récords se han roto». En julio, la media fue de 19,7 grados. Esto incluye las madrugadas. Parece poco, pero esto es Londres. No Sevilla, Madrid, Valencia. En setiembre, esa media fue de 16,8 grados centígrados. El incremento global, 1,1 grado.

«Este año se han registrado las medias más altas desde que, en 1659, el Central England Temperature iniciara sus registros», cuenta el profesor Phil Jones, encargado por el gobierno de la Unidad de Estudios Climáticos. Las previsiones para 2007 no son mejores: el año será igual de caluroso o más que el anterior.

FRANCIA

El fenómeno responde al impacto inquietante del recalentamiento planetario. Es decir, un efecto contextual que ha favorecido la instalación de una masa de aire caliente proveniente del Sudeste y recubierta a modo de tapadera por la acumulación ordenada y propiciatoria de las nubes.

Es lo que esgrimen los hombres y las mujeres sobre el tiempo. De otra manera, sería difícil entender los 16 grados registrados en Lyon -una de las ciudades más frías de Francia-, la suavidad del clima en Estrasburgo y el nivel que el termómetro (20º) ha alcanzado en la ciudad fronteriza de Perpiñán.

La anomalía del invierno ha dejado apenas con nieve las estaciones de esquí francesas. Contratiempo y resultado de un año, 2006, que aparece en la memoria histórica de Francia como el más cálido desde 1950.

La tendencia podía ir más lejos en 2007, confirmando los informes apocalípticos que maneja Michel Jarraud, secretario general de la Organización Mundial Meteorológica (OMM): «La tendencia al recalentamiento del planeta se añade al efecto de nuevos elementos extremos como las sequías y las inundaciones», explicaba Jarraud sin bufanda ni abrigo en su despacho de Ginebra (Suiza).

«La culpa la tiene el hombre». Especialmente por no haber adoptado medidas preventivas «contra las emisiones de gas que forman el efecto invernadero y que siguen aumentando de manera incontrolada en la atmósfera».

ALEMANIA

Esta extraña «segunda primavera» también ha servido para alimentar los conflictos internos de la gran coalición de cristianodemócratas (CDU), socialcristianos (CSU) y socialdemócratas (SPD), liderados por la canciller Angela Merkel.

Mientras el ministro de Economía, Michael Glos ( conservador), se mostraba públicamente a favor del uso de la energía atómica para poder cumplir con el Protocolo de Kioto para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, el titular de Medio Ambiente, Sigmar Gabriel ( socialdemócrata), exigía a Bruselas no poner demasiado énfasis en el uso de esta fuente de energía dentro de su programa de medidas.

ITALIA

Según la universidad de Módena, el pasado mes de diciembre ha sido el más caluroso que se vivió en Italia desde al menos 1860, fecha en la que el observatorio geofísico de ese centro comenzó a llevar un control meteorológico. Pero, antes de tener esa confirmación, los italianos ya observaban con inquietud las temperaturas anormalmente elevadas que se están registrando este invierno.

Las estaciones de esquí de Alto Adagio, por ejemplo, están abiertas gracias a la nieve artificial, porque de la auténtica sólo ha caído un puñado de copos. Y las tiendas de ropa se quejan de que la falta de frío se ha traducido en una fuerte caída de las ventas.

Pero es a los agricultores y floricultores a quienes, sin dudas, menos inadvertidas han pasado las inusualmente altas temperaturas de este invierno.

BELGICA

En los 174 años desde que el Instituto Meteorológico Real de Bélgica registra la temperatura, nunca había habido un otoño tan cálido, que también ha seguido al verano más caliente documentado hasta ahora. La temperatura media de setiembre a diciembre, 13,9 grados centígrados, ha superado en más de 1,6 el récord anterior.

«Es posible asegurar, con una proyección estadística, que 2006 ha sido el más caliente en Bélgica en casi 500 años», explica el meteorólogo Marc Vandiepenbeeck.

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