31 de octubre 2021 - 08:07

Por qué los gatos negros forman parte de Halloween

Se les otorgan habilidades sobrenaturales y se los relaciona con muerte, enfermedad u otras desgracias a nivel mundial.

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A cuatro días de que se celebre Halloween en Argentina, evento que niños y familias esperan para festejar entre disfraces y caramelos, los mitos y las supersticiones sobre la Noche de Brujas salen a la luz.

Este domingo 31 de octubre, no solo se verán hombres lobos, brujas, fantasmas y zombies, sino que también aparecerá algún que otro gato negro. Si bien no es de conocimiento popular el significado de este último, muchos considera que este animal trae consigo mala suerte y negatividad. Pero cuál es su origen.

En la antigüedad, los gatos eran considerados animales sagrados que traían buena suerte, acompañaban a los dioses egipcios y se podían observar en diferentes pinturas y de la época.

Sin embargo, su mala fama empezó a tomar fuerza con la mitología celta: ellos consideraban que existían gigantescos gatos negros con una mancha blanca en el pelo que tenían el don de robar las almas de las personas, sin que se pudiera acudir a otros dioses para reclamarlas.

Luego, en la Europa medieval surgieron leyendas que consideraban a los gatos negros los mejores amigos de las brujas e incluso se creía que estas tenían la posibilidad de transformar su apariencia física para convertirse en aves según su conveniencia. Esta falsa creencia tuvo tanta difusión que el papa Gregorio IX alentaba la cacería y el sacrificio de los gatos negros por considerarlos una representación de Lucifer y asociarlos con la práctica de ritos paganos.

El decreto, que se difundió ampliamente por el territorio europeo, decía que "toda aquella persona que acoja un gato negro bajo su techo corre el riesgo de ser condenada a la hoguera". Por ellos, muchos de ellos fueron asesinados en esa época, dando paso a la proliferación de los roedores, agentes que propagaron la peste negra que mermó la población humana.

Desde entonces, se atribuyó miedo que ha pasado de generación a generación. De hecho, hoy en día, muchos cruzan de calle en caso de encontrarse con alguno.

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