18 de julio 2008 - 00:00
Las otras cuatro compiten con Cristina, pero no lo dicen
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«Le sugeriría que se juegue más a los tonos cálidos en su guardarropa y combinarlos con accesorios acordes con los distintos equipos. Por ejemplo, los pañuelos deben acompañar los distintos cortes y tonos de la ropa, algo que no suele hacer», dijo el diseñador. También se advierte la fortaleza de su mirada, aunque no encontró un make up adecuado para resaltarla. «El maquillaje es demasiado riguroso en sus ojos», opinó el especialista, quizá no sepa de la necesidad de una mirada para no aflojar con subsidios o retenciones.
Una de las mejores lookeadas es la diputada María Laura Leguizamón, siempre con prendas de texturas brillosas como el satén en tonos claros, celestes, rosas pasteles, que combina con pantalones y chaquetas en telas opacas de marcas conocidas. Estilo decontracté, must de esta temporada, aunque sin diseñadora exclusiva: usa prendas de las marcas locales como Vitamina, Rapsodia y Akiabara. No acompaña casi con ninguna joya, salvo sus pequeños aros de oro o alguna cadenita del mismo material. Con Cristina, quizá la única del cuarteto, más de una vez ha compartido gustos y compras.
«Es muy correcto su look. La superposición de prendas la favorece, aunque debería prestar más atención a sus largos y estilos antes de combinarlos», advirtió Luppo.
El cabello largo y en capas, con flequillo de costado, le da un toque salvaje (una forma de decir) y audaz a su cara aniñada, pero lo lleva demasiado claro. Coincide en este aspecto el modisto: «Debería bajar un par de tonos su rubio natural y también debería darles más definición a las mechas largas, para lograr un estilo más actual».
Curioso, en cambio, es el caso de Beatriz Nofal, la economista, que se definió en varias oportunidades como una workaholic, que le llega a dedicar hasta 17 horas de su día al trabajo, sin descuidar su imagen y sin desatender a los hijos (y al marido, claro).
Al igual que Leguizamón, prefiere el maquillaje suave, en tonos nude, y resalta su mirada, aunque para eventos nocturnos con rouge en rojo carmesí. En su guardarropa abundan las faldas plisadas en la gama de los marrones o tonos cálidos, que le dan volumen a la parte inferior de su cuerpo. En esto también Cristina es fanática, aunque a diferencia de la Nofal, no tiene caderas pequeñas y el efecto del plisado la hace ver demasiado abultada.
«Le aconsejaría -sugiere Luppo-que la Nofal use sacos con cortes más definidos, que marquen su pequeña cintura. Los colores claros le sientan bien, pero usaría más camisas o blusas en géneros más tramados.» Esta dependiente de Alberto Fernández, requerida divorciada en el ámbito oficial, coincide con Cristina en la devoción por las carteras de casas importadas, aunque la actual Presidente del directorio de la Agencia Nacional de Desarrollo de Inversiones es fiel a las de Louis Vuitton, mientras la mandataria prefiere las de Hermès y Chanel. Igual todos están en la avenida Montaigne.
No usa joyas, tiene una cabellera cuidada, aunque demasiado larga (casi por la cintura), recta y siempre suelta. «Le daría toques de luz en su cabello, con mechas más claras y lo acortaría un poco, necesita más movimiento al peinado con un rushing», explica Luppo.
Para culminar, casi una metáfora del amor, la mujer más glamorosa de la política: Karina Rabolini. A pesar de que no ejerce como modelo, la primera dama bonaerense no pierde el charme, más bien lo persigue. Envidiada por lo escaso que desparrama del tocador en su cara, siempre iluminada, casi lavada, obviamente con trucos. Pero, first. Inclusive, para ocultar las imperfecciones.
Como celebrity asiste a cuanto evento nocturno o diurno, propio o ajeno, siempre con la paleta de los negros, grises y metalizados de su guardarropa. Para el día, al igual que Nofal, prefiere los tonos nude en prendas de hilo y camisas clásicas blancas con detalles en organza, que combina con faldas en tonos marrones.
También usa texturas brillosas como tops de seda natural con faldas tubo, siempre a la rodilla. No es como Cristina, claro, que tiene una sola modista: ella depende de varias, prefiere quizás a Evangelina Bomparolla, la que le debe hacer precio para alegría del cuidadoso Scioli. Poco busto, jamás escotes profundos, resalta su femineidad con cuellos tortuga o rectos para dejar al descubierto sus hombros perfectos. Todo en ella es longilíneo, ahorrativo, aun en partes que los hombres señalan con codicia. Pero estas carencias las resuelve con piernas largas, infinitas.
Desde su época de mannequin conserva esa manía por llevar carteras Birkin de Hermès para el día y Chanel para la noche. Como la Presidente. Aunque Rabolini las prefiere en tonos clásicos como el negro y el marrón (Cristina las lleva muchas veces en tonos estridentes y engamadas con su calzado). Esa es otra diferencia entre ambas damas. Rabolini nunca combina cartera y zapatos, prefiere destacar estos últimos, casi siempre de un color distinto al del atuendo y modelo Peep Toe (como se denomina en el lenguaje «científico» de la moda a los zapatos sin punta). Sí coinciden en el calzado, de Ricky Sarkany (el diseñador, atento, se ocupa de que sus modelos no repitan ambas a la vez).
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