12 de septiembre 2024 - 14:32

Preparan un reconocimiento a las escuelas evangélicas del país

La celebración se realizará el viernes 13 de septiembre desde las 10 en Seminario Int. Teológico Bautista de la Ciudad de Buenos Aires y será trasmitido en vivo por YouTube.

Durante el acto por el Día de las Escuelas Evangélicas habrá un reconocimiento al Seminario Bautista y un discurso del presidente CECE, Daniel Ochoa.

Durante el acto por el Día de las Escuelas Evangélicas habrá un reconocimiento al Seminario Bautista y un discurso del presidente CECE, Daniel Ochoa.

El Consejo Educación Cristiana Evangélica (CECE) organizó un reconocimiento para las escuelas evangélicas del país en su día.

La celebración se realizará el viernes 13 de septiembre desde las 10 en Seminario Int. Teológico Bautista, ubicado en Coronel Ramón Falcón 4080, de CABA, y será trasmitido en vivo por YouTube.

El programa de actividades se inicia a las 10.15 con un preludio (piano), un acto de bienvenida con presencia de la bandera nacional y entonación del himno argentino. Luego habrá un reconocimiento al Seminario Bautista y las palabras del presidente CECE, Daniel Ochoa.

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También se prevé una participación alumnos de jardín, más reconocimiento y entrega de plaquetas honoríficas, un momento musical Ensamble Cecilia O'Higgins y un discurso del secretario de Educación de la Nación, Carlos Torrendell.

El evento cierra con la entonación del himno a las escuelas evangélicas y una bendición irlandesa.

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¿Quién era William Morris?

El Día de las Escuelas Evangélicas se celebra cada 15 de septiembre, por el fallecimiento de William Morris, un pedagogo, pastor anglicano del ala evangélica, filántropo y fundador e iniciador de escuelas e institutos evangélicos en Argentina.

A lo largo de su vida, Morris administró 32 instituciones alcanzando a 250.000 niños y se estiman que se suman mas de 50.000 niños en registros extraoficiales.

Vivía en le barrio de La Boca, un lugar absolutamente postergado y emblema de pobreza en aquellos años. El impacto de la situación social y cultural que lo rodeaba movió su vocación cristiana en favor de la infancia abandonada que lo convertiría en maestro y guía de niños y jóvenes.

Con el poco dinero con que contaba en 1888 alquiló un pequeño y descuidado conventillo para abrir un humilde comedor para los niños de la calle.

En ese mismo lugar abrió una escuela dominical de la que se ocupaba personalmente costeando de su bolsillo el salario de un joven maestro durante la semana y encargándose él mismo de la instrucción religiosa los días domingos. Los niños recibirían “pan para el cuerpo y el alma”.

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