26 de septiembre 2001 - 00:00

AMIA: procesados por atentado se negarán a declarar en el juicio

La segunda jornada del juicio se centró en la acusación fiscal
La segunda jornada del juicio se centró en la acusación fiscal
El lunes comenzará el verdadero juicio. Será el día y el momento en que comenzarán a declarar algunos de los 1.470 testigos que fueron citados para ese megaproceso. Se intentará así establecer el alcance de la denominada conexión local que habría permitido al grupo islámico Hizbollah cometer el ataque terrorista contra la sede judía AMIA.

Los abogados de los principales imputados Carlos Telleldín y del ex comisario bonaerense Juan José Ribelli aseguran que sus defendidos, por ahora, no romperán el silencio. Y advierten que recién lo harán cuando se incorporen más pruebas al juicio.

Sin embargo, los defensores del resto de los acusados evalúan distintas estrategias en la que figura la posibilidad de quebrar el hermetismo y dar su versión sobre lo ocurrido el 18 de julio de 1994 a las 9.53.

Ese día, una camioneta cargada con 300 kilos de explosivos redujo a escombros el edificio donde funcionaba la mutual judía, en pleno corazón del barrio porteño de Once.

Juan Manuel Ubeira
, el abogado de Ribelli, sostiene que esperará hasta que se incorpore toda la prueba que falta de la instrucción suplementaria para hacer hablar al ex comisario.

Una postura similar adoptará Víctor Stínfale, el defensor de Telleldín, quien sostiene que el presunto reducidor de autos habría sido extorsionado por un grupo de policías bonaerenses y que por eso habría entregado la camioneta que fue utilizada para cometer el atentado.

La jornada de ayer siguió dominada por la extensa lectura de la acusación fiscal Eamon Mullen, José Barbaccia y Alberto Nisman y por los fuertes dispositivos de seguridad dispuestos en todo el predio de los Tribunales de Comodoro Py 2002. Los secretarios del Tribunal Oral Germán Castelli y Eduardo Chittaro debieron turnarse para leer algo más de 15 carillas por hora en las que se detallaron minuciosamente las 350 pruebas reunidas que respaldarían el pedido de prisión perpetua para cinco de los 20 acusados.

El Tribunal Oral N° 3 pasó a un cuarto intermedio hasta el viernes (por las festividades judías del Día del Perdón de hoy y de mañana), dejando pendiente la lectura de la instrucción realizada por el juez
Juan José Galeano, referida a la adquisición de la camioneta Trafic que fue utilizada como coche bomba. El escrito de Galeano también es extenso; por eso se calcula que el verdadero juicio empezará el miércoles de la semana próxima.

La audiencia de ayer giró en torno al presunto
«pacto de silencio» que llevó adelante el comisario Ribelli con sus subordinados. A entender de los fiscales, esta actitud habría respondido a una maniobra ideada para desviar la investigación y a la intención de desligarse de la causa de la que el ex comisario sabía que estaba involucrado. Con esa convicción, los fiscales evalúan pedir para el ex policía reclusión perpetua.

En esa línea de investigación, se hizo referencia a las escuchas telefónicas registradas el 12 de julio de 1996, día en que
Galeano ordenó detener a todos los policías investigados.

Siempre según la versión de los fiscales, en esas grabaciones estaría
Ribelli hablando con sus jefes sobre su inminente detención y dando órdenes a los subordinados para que no declararan . «Todo el mundo se va a negar a declarar, nadie sabe de qué se trata, no se qué ensalada han hecho», decía Ribelli en otra comunicación que fue captada por los investigadores poco antes de que se produjeran las detenciones por el atentado a la sede de la AMIA.

La segunda cuestión estuvo relacionada con la presunta intención de jefes policiales de la Bonaerense de apuntar las acusaciones del atentado sobre militares del sector carapintada. Una maniobra en la que habría tenido decisiva influencia el ex convicto
Ramón Solari. Esto, cuando el único sospechoso del atentado era Telleldín.

Pero más allá de las escuchas telefónicas y de un supuesto pacto de silencio, lo que más complica al ex comisario Ribelli es una escritura que fue secuestrada por una unidad antiterrorista de la Policía Federal en una escribanía. En ese documento, el ex comisario habría dejado por escrito una herencia anticipada de $ 500 mil para cada uno de sus hijos.

Según declaró el ex policía, ese dinero (unos 2,5 millones de pesos) lo había recibido de su padre, pero los fiscales se empeñaron ayer en demostrar que su progenitor era
«empleado ferroviario» y que «no podía amasar semejante fortuna». «Ese dinero habría sido recibido por Ribelli y sus hermanos un día después de la entrega de la camioneta Trafic por parte de Telleldín a hombres del comisario que los extorsionaban», apuntaron.

Los fiscales consideran que los 5 principales acusados,
Ribelli, Telleldín y los ex policías Anastasio Leal, Mario Barreiro y Raúl Ibarra, fueron «partícipes necesarios» del atentado.

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