Consumir duraznos aporta una combinación valiosa de compuestos bioactivos y fibra dietética que contribuyen al bienestar general, según diversos estudios científicos y especialistas en nutrición. Incluir esta fruta en la alimentación diaria no solo brinda placer, sino que también representa un aporte significativo para mantener la salud de manera integral.
Los beneficios de comer duraznos todos los días para la salud
Estudios científicos y especialistas destacan sus propiedades. Y advierten en qué casos conviene limitar su ingesta.
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Esta fruta contiene potasio, vitamina C, fibra y betacaroteno, elementos que contribuyen a reducir la presión arterial.
El durazno, también conocido como melocotón, destaca por su perfil nutricional equilibrado y la presencia de antioxidantes que actúan como protectores frente a enfermedades crónicas. Su contenido en fibra, tanto soluble como insoluble, facilita una digestión adecuada y promueve un tránsito intestinal regular, favoreciendo la salud del sistema digestivo.
Un durazno de tamaño mediano aporta aproximadamente dos gramos de fibra, lo que ayuda a fortalecer la microbiota intestinal y mejorar la función intestinal. Además, sus nutrientes actúan de manera sinérgica para mantener el equilibrio digestivo y promover un ambiente intestinal saludable.
En relación con la salud cardiovascular, esta fruta contiene potasio, vitamina C, fibra y betacaroteno, elementos que contribuyen a reducir la presión arterial y mejorar los niveles de colesterol en sangre. Consumir duraznos regularmente como parte de una dieta equilibrada puede disminuir el riesgo de enfermedades cardíacas, fortaleciendo así la salud del corazón y el bienestar general.
Compuestos clave en los duraznos
Un estudio publicado en Frontiers in Plant Science reveló que los duraznos contienen una variedad de compuestos bioactivos, como ácidos fenólicos (ácido clorogénico y neoclorogénico), flavonoles (rutin y quercetina), antocianinas (cyanidin-3-glucoside y cyanidin-3-rutinoside) y carotenoides (betacaroteno, luteína y zeaxantina). Estos compuestos no solo contribuyen al sabor y color característicos de la fruta, sino que también desempeñan un papel importante en la protección celular y la regulación de procesos inflamatorios.
Entre los componentes, el ácido clorogénico destaca por sus efectos antioxidantes, antiinflamatorios y antihipertensivos, lo que lo convierte en un aliado para la salud cardiovascular y la reducción de la inflamación. Las antocianinas, por otro lado, poseen propiedades neuroprotectoras y antidiabéticas, además de ayudar a prevenir el desarrollo de ciertos tipos de cáncer, reforzando así la función protectora de esta fruta.
Los carotenoides presentes en el durazno, como el betacaroteno, la luteína y la zeaxantina, actúan como precursores de la vitamina A y aportan beneficios específicos para la salud hepática y visual. Gracias a esta combinación de compuestos, consumir duraznos regularmente no solo aporta nutrientes esenciales sino que también puede contribuir a la prevención de diversas enfermedades, fortaleciendo múltiples aspectos del bienestar general.
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