La radioterapia es un componente fundamental en el tratamiento conservador del cáncer de mama. Su adición a la cirugía conservadora, también llamada “cuadrantectomía”, permite, en muchos casos, evitar la mastectomía, es decir, la extracción de la glándula entera. Habitualmente, el tratamiento consiste en la indicación de entre 15 y 30 aplicaciones (una por día) de radiación externa, para lo cual la paciente debe concurrir a un centro de rayos durante casi un mes luego de la cirugía.
Radioterapia intraoperatoria, una alternativa beneficiosa para pacientes con cáncer de mama
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Más del 75% de las mujeres con cáncer de mama no tienen ningún antecedente familiar de dicha enfermedad.
Con la modalidad intraoperatoria, la radioterapia se integra por completo a la cirugía conservadora del órgano en el mismo acto quirúrgico, a través de una única dosis de rayos directamente en el sitio en donde se encontraba el tumor.
Los beneficios de la técnica de avanzada son múltiples. Por un lado, elimina la demora entre la cirugía y el inicio de la radioterapia externa y, por el otro, reemplaza la asistencia a sesiones diarias, con la complejidad que esto suele traer: desde la movilización al centro de tratamiento hasta, incluso, la angustia o el estrés que muchas veces se deriva por la concurrencia y la espera misma.
Para pacientes del interior del país es una herramienta muy práctica porque acorta drásticamente los tiempos de estadía y posibilita el acceso a aquellas que, tal vez, no viven cerca de un centro de radiación o no cuentan con esta metodología en sus alrededores.
Otro beneficio es que se trata de la administración de una única dosis en el lugar preciso en donde se encontraba el tumor. Esto es muy importante porque minimiza la radiación innecesaria de tejidos sanos y atenúa los efectos adversos asociados como el cansancio e, incluso, hasta cierto grado, los cambios a nivel de la piel.
Múltiples estudios han demostrado que esta modalidad es comparable en términos de efectividad y seguridad en mujeres mayores de 50 años, con tumores con determinados criterios: deben estar en estadío inicial, típicamente, menores a 3 centímetros, y cumplir con algunos requisitos de baja agresividad, lo cual representa a una gran proporción de las pacientes que se someten a controles mamográficos periódicos.
Así, la paciente evita el cúmulo de aplicaciones de rayos. En la mayoría de los casos, el tratamiento se considera resuelto solo con la dosis recibida de manera intraoperatoria.
En un pequeño número de casos, podría resultar recomendable completarlo con algunas sesiones de radiación externa si hubiera algún hallazgo de anatomía patológica postoperatoria que así lo mereciese.
Más de 100 mujeres ya fueron tratadas con esta modalidad, con excelente tolerancia, en el Hospital Italiano, y con equipamiento diseñado específicamente para tal fin. Una ventaja es que también ha demostrado su aplicación para otros casos de cáncer, razón por la cual su uso podría extenderse a otras patologías.
Médica ginecóloga, especialista en patología mamaria, Hospital Italiano de Buenos Aires.
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