Los crímenes generados por las redes de trata de personas son un problema mundial pero que se acentúa en el México de los últimos años, con tragedias colectivas que han sido expuestas internacionalmente aunque siguen sin hallar culpables. De eso trata “Ruido”, un drama mexicano realizado en coproducción con la Argentina más la participación de Netflix.
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Las buenas intenciones no siempre redundan en grandes películas, y esto es lo que ocurre con este film, ya que la directora Natalia Beristáin (realizadora de algunos episodios de la serie biográfica sobre Luis Miguel) no parte de un guin que le dé muchas posibilidades narrativas, salvo tratar de transmitir la desesperación de una madre por encontrar a su hija desaparecida en una zona de México dominada por los carteles narcos y la trata.
Lo más interesante del film son las escenas que describen la burocracia judicial mexicana y, especialmente, la corrupción de la policía –en este sentido hay una escena sobre la detención de una periodista en un micro que incrementa la tensión- pero la triste odisea de la protagonista recorre caminos demasiado familiares en su dramatismo lógico, pero no muy atractivos cinematográficamente.
Las actuaciones son sólidas y las distintas locaciones mexicanas brindan un realismo creíble, igual que las marchas de colectivos de pañuelos verdes de mujeres mexicanas, que aquí no gritan “ni una menos” sino “ni una más”, aunque el mensaje sea el mismo.
D.C.
“Ruido” (México-Argentina, 2021). Dir.: N. Beristáin. Int.: J. Egurrola, T. Ruiz, A. Vázquez.
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