Ataque israelí dejó 60 civiles muertos
• De ellos, 37 son niños. Bombardeó edificio usado por Hizbollah en Qana (sur del Líbano). La estrategia misma de Hizbollah, que consiste en mezclar a sus combatientes con la población civil y en lanzar misiles contra Israel desde zonas pobladas, y la decisión israelí de responder con duros ataques indicaban que en cualquier momento podía desencadenarse una tragedia. Finalmente, eso ocurrió ayer, en el día 19 de la guerra. Israel afirma que Hizbollah usó a las víctimas como escudos humanos, pero no pudo eludir las airadas condenas internacionales, que ponen en riesgo la viabilidad de su campaña militar. La forzada decisión del premier Ehud Olmert de interrumpir por 48 horas los bombardeos va de la mano de la aceleración de las negociaciones por un cese del fuego, que podría concretarse sin que el Estado hebreo haya logrado un éxito militar decisivo. EE.UU. había sostenido hasta ahora la vía militar de Olmert, pero el paso a una estrategia que busque neutralizar a los terroristas chiitas por medios políticos parece ahora tan inevitable como incierta en su resultado.
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Según fuentes militares, el edificio atacado había sido identificado como sede de lanzaderas móviles de cohetes de Hizbollah, cuyos milicianos usaron a los civiles como escudos humanos. Además, el jefe de operaciones de la Fuerza Aérea israelí, general de brigada Amir Eshel, aseguró que las primeras investigaciones revelan que el edificio fue bombardeado horas antes de que se desplomara. Esto, que supondría poner en duda de que el bombardeo israelí haya causado la tragedia, fue desestimado por testigos.
«El bombardeo del edificio se produjo entre las 12 (de la noche) y la 1 de la madrugada, y los informes procedentes del Líbano acerca de que la casa había quedado destruida recién llegaron entre las 8 y las 8.30 de la mañana», sostuvo el militar en una rueda de prensa dada en el Ministerio de Defensa de Tel Aviv.
En tanto, el primer ministro libanés, Fouad Siniora, exigió en rueda de prensa en Beirut una «tregua inmediata e incondicional», y consideró a Israel «criminal de guerra» por la matanza de civiles. Habitual crítico de Hizbollah, al que pretende desarmar, tras el episodio de Qana agradeció, en un gesto sin precedentes, al líder de Hizbollah, Hassan Nasrallah, por sus «esfuerzos» en la guerra con Israel. «También quiero agradecer a los que sacrifican sus vidas por la independencia y la soberanía del Líbano», agregó.
Hizbollah, por su parte, amenazó a través de la televisión Al Manar, de su propiedad. «La matanza de Qana no quedará sin una respuesta adecuada», dijo en un texto difundido por medio de una franja sobreimpresa a las imágenes de cadáveres.
Mientras una ola de furia se extendía por todo el Líbano y el mundo árabe, manifestantes irrumpieron en las oficinas de las Naciones Unidas en el centro de Beirut, cuyo primer piso destruyeron, mientras miles de personas congregadas en las afueras del cuartel de la ONU en la ciudad coreaban «muerte a Israel, muerte a EE.UU.».
La multitud se desplazó luego hacia el Palacio de Gobierno e intentó asaltarlo, lo que fue impedido por diputados de Hizbollah. A raíz de las manifestaciones, fue evacuada la sede de la Comisión Europea, a menos de 1 kilómetro del edificio de ONU.
Protestas similares contra la ONU se realizaron en el territorio palestino de Gaza, donde los grupos terroristas prometieron vengarse de Israel.
En tanto, en el sitio atacado en Qana, los socorristas cavaban entre los escombros con sus manos, retirando cadáveres cubiertos de polvo, y se veían escenas dramáticas.
Según la policía libanesa, en el sótano del edificio atacado en Qana se encontraban más de 60 personas desplazadas de sus hogares por la guerra. Muchos murieron cuando dormían.
«¿Por qué atacan a niños de dos y tres años, y a mujeres indefensas?», preguntó Mohammed Samai, un hombre que estaba desconsolado.
Los cuerpos estaban envueltos en plástico y colocados bajo un toldo. Sobre los cadáveres se habían puesto flores.
Según testigos, los cuerpos de algunas madres fueron encontrados abrazando a sus hijos, en una actitud de protección.
«He visto mujeres en posición fetal, pegadas a la pared, pensando que el tabique las protegería, cuando en realidad ocurrió lo contrario. Su elección fue fatal, los tabiques se derrumbaron encima de ellas», contó entre sollozos Naim Rakka, responsable del equipo de Defensa Civil enviado al lugar.
El propietario del edificio atacado, un cultivador de tabaco llamado Abbas Hachem, construyó un sótano en el edificio, donde se habían refugiado vecinos y un grupo de minusválidos mentales y físicos. En este sentido, la diputada libanesa Bahia Hariri indicó que 15 de los niños muertos eran discapacitados.
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