1 de octubre 2022 - 15:34

Bosnia y Herzegovina celebra unas elecciones marcadas por el auge de las tensiones nacionalistas

Los habitantes de Bosnia y Herzegovina están llamados mañana a las urnas para unas elecciones presidenciales, parlamentarias y locales, marcadas por una crisis política y económica que hizo repuntar una retórica nacionalista similar a la de la guerra que sacudió el país europeo entre 1992 y 1995.

Más de 7.200 candidatos, 43% de ellos mujeres, se disputarán 518 cargos en los comicios del domingo, que definirán la composición de las instituciones de la Federación -de mayoría bosniaca (musulmana) y bosniocroata- y la República Srpska -de mayoría serbobosnia-, las dos entidades autónomas que integran el país.

Entre ellos, destacan la Presidencia tripartita bosnia -integrada por un bosnio musulmán, un serbobosnio y un bosniocroata-, la Asamblea Parlamentaria bosnia, los organismos legislativos de la Federación y la Presidencia y Vicepresidencia de la República Srpska.

Las elecciones tendrán lugar en medio de la peor crisis política en el país desde el final de la guerra en 1995.

Especialmente, por la intención declarada del líder serbobosnio de impulsar un proceso separatista de la República Srpska y el fracaso de las negociaciones para modificar la ley electoral, algo defendido por los bosniocroatas pero rechazado por los bosniacos.

La guerra de Bosnia se cerró en 1995 con la firma de los Acuerdos de Dayton, que establecieron una Constitución que conformó dos entidades autónomas y tres pueblos constituyentes.

La situación derivó en un Estado central debilitado que daba importantes competencias a las entidades y que terminó por derivar en bloqueos políticos a causa del disenso entre las distintas comunidades respecto a la toma de decisiones.

Ante esta situación, en 1997 se creó el Consejo de Aplicación de la Paz, encabezado por un Alto Representante encargado de supervisar la materialización de los Acuerdos de Dayton, algo que algunos perciben como una injerencia extranjera en los asuntos políticos bosnios porque el puesto no es elegido de forma directa. De hecho, entre 2011 y 2021 dejó de ejercer sus competencias.

Pero en julio de 2021, el austríaco Valentin Inzko, quien entonces ocupaba el cargo, anunció una ley con sanciones para aquellos que nieguen el genocidio, como las masacres de bosniacos en Srebrenica de 1995, lo que provocó críticas entre los serbobosnios, cuya comunidad ejecutó las matanzas.

La iniciativa de Inzko derivó en un drástico repunte de las tensiones y un bloqueo político por parte de los serbobosnios, que reactivaron sus esfuerzos para intentar lograr una secesión de la República Srpska.

A ello se suma el aumento de las diferencias entre bosniacos y bosniocroatas tras la propuesta hecha por el actual Alto Representante, Christian Schmidt, que incluye cambios en la Constitución y la ley electoral bosnia, así como un paquete de medidas para luchar contra el fraude electoral.

La medida encontró una dura respuesta de los líderes bosniacos, incluido el presidente del Partido de Acción Democrática, Bakit Izetbegovic, quien aludió directamente al riesgo de estallido de una nueva guerra civil.

Las diferencias en relación con la ley electoral entre bosniacos y bosniocroatas dañó también la gobernanza en la Federación y a nivel nacional, en el marco de una lucha de poder sobre el control de los organismos del país, según reportó la agencia de noticias Europa Press.

En este contexto, la nacionalista Unión Democrática Croata de Bosnia y Herzegovina (HDZ) llegó a apuntar de forma poco velada que podría negarse a colaborar con las autoridades que salgan de las urnas.

La campaña se ha visto también trastocada por la guerra en Ucrania y el líder serbobosnio, Milorad Dodik, se mostró crítico con los países occidentales y respaldó públicamente las políticas de Rusia en los Balcanes, donde cuenta con Serbia como su principal aliado.

Dodik afirmó así que las condiciones para una posible escisión "están siendo creadas" y agregó que "Europa está cada vez en más problemas".

Las elecciones contarán con pocas caras nuevas en las boletas, dado que los principales candidatos son conocidos por la población bosnia, que muestra además un escaso nivel de confianza en la integridad y justicia de los procesos e instituciones electorales del país, según un sondeo de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

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