Moscú (EFE) - A pesar de las fuertes protestas callejeras y de los millones de cartas con quejas dirigidas al Kremlin, el Parlamento ruso dio ayer el certificado de defunción al sistema de bienestar social heredado del régimen comunista y lo reemplazó por otro, más moderno, basado en ayudas económicas a los sectores más rezagados. La indignación de la oposición comunista y nacionalista de la Duma (Cámara baja) fue incapaz de impedir que el partido del Kremlin, Rusia Unida, aprobara por amplia mayoría esa ley, impulsada por el presidente Vladimir Putin.
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La norma elimina una larga serie de privilegios para jubilados y otras categorías de la población, como transporte público gratuito, descuentos en el pago de los servicios comunales y atención médica, entre otros.
La nueva norma también afecta a minusválidos, madres solteras, familias numerosas, veteranosde guerra y de la catástrofe nuclear de Chernobyl y a jóvenes sin medios para pagar sus estudios.
• Subsidios
A cambio, el gobierno promete dar subsidios directos en efectivo, que en opinión de los adversarios del proyecto quedarán desvalorizados por la inflación, y su pago ya no estará a cargo del gobierno federal sino de los presupuestos locales. La amplia reforma, que motiva protestas diarias por todo el país, prevé enmiendas a 155 leyesfederales, incluido el Código Laboral, y establece grandes traspasos de competencias del centro a las regiones, la mayoría de las cuales aún vive a costa de subsidios de Moscú. Uno de los motivos de la ira de quienes resisten este paquete es que la Duma aprobó recientemente un costoso plan de beneficios sociales para los diputados y funcionarios de alto rango.
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