Washington - Los representantes del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que reanudarán hoy en Viena las negociaciones indirectas con Irán son bastante menos optimistas que hace unos meses respecto a la posibilidad de salvar el acuerdo nuclear de 2015. Asimismo, señalan que si eso falla, sus opciones para evitar que Teherán acceda a una bomba atómica serían muy limitadas.
EE.UU. e Irán buscarán definir el diálogo nuclear
El contacto se desarrollará en Viena. Está en juego el restablecimiento del entendimiento de 2015, firmado por Obama y cancelado por Trump o, en su defecto, la posibilidad de que la República Islámica avance hacia la bomba atómica. Israel amenaza con una guerra.
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El expresidente Donald Trump cerró la puerta a este acuerdo internacional en 2018 y restableció las sanciones estadounidenses que el pacto había permitido levantar. En respuesta, la República Islámica sobrepasó numerosas restricciones que habían sido impuestas a su programa nuclear.
Biden ha demostrado interés en retomar el acuerdo firmado en tiempos de Barack Obama si Irán retoma también sus compromisos. Las negociaciones indirectas que comenzaron en abril en Viena serán retomadas hoy, tras una suspensión de cinco meses por parte de Teherán.
“Es posible llegar a un acuerdo rápidamente”, dijo la diplomacia estadounidense, que claramente privilegia esta opción. Sin embargo, el emisario Rob Malley aseguró que la actitud de los iraníes “no es un buen augurio para las negociaciones”. Estados Unidos les reprocha haber dilatado el proceso y multiplicado sus exigencias “radicales” mientras seguían haciendo progresos susceptibles de acercarlos a la bomba.
Advertencia
Si al retomar las conversaciones los estadounidenses rápidamente perciben que Irán solo quiere ganar tiempo para acelerar sus avances, no se quedarán “de brazos cruzados”, advirtió Malley.
“Debemos pensar en otros medios, diplomáticos y no diplomáticos, para intentar hacer frente a las ambiciones nucleares de Irán”, dijo.
Entre las opciones diplomáticas, ha sido evocada la posibilidad de un “acuerdo provisorio”.
“La administración Biden podría considerar un acuerdo reducido, de corto plazo, que permita congelar las actividades más sensibles de Irán en materia de proliferación a cambio de un levantamiento limitado de sanciones”, dijo Kelsey Davenport, de Arms Control Association. El objetivo sería ganar tiempo, porque Teherán está ahora mucho más cerca de la bomba.
Sin embargo, esta opción podría generar protestas en Washington, entre los republicanos pero también entre muchos demócratas que la verían como una concesión muy generosa hacia los iraníes.
Intercambios
“Si Irán vuelve a la mesa de negociación con una larga lista de pedidos respecto al actual acuerdo nuclear, entonces Estados Unidos podría presentar su propia lista” respecto al rol de Irán en los conflictos regionales y sus misiles balísticos, estimó Davenport. Con todo, se trataría de negociaciones largas y complejas, de resultado incierto. Además, sobre todo, nada dice que la República Islámica no seguiría haciendo progresos nucleares mientras duren las tratativas.
Para Suzanne DiMaggio, investigadora de Carnegie Endowment for International Peace, los planes B a la disposición de Biden “no son geniales”. “Si tuviera un mejor plan, se sabría”, ironizó en un intercambio con periodistas.
Una de las posibilidades sería reforzar las sanciones económicas, al tiempo que el Gobierno demócrata sostiene que la estrategia de “máxima presión” de la era Trump fue “un fracaso”.
Las medidas punitivas podrían dirigirse a China, que sigue comprando petróleo iraní pese al embargo estadounidense, pero es improbable que Pekín modifique su postura.
Los sectores opuestos al pacto de 2015 -que son numerosos en Estados Unidos, sobre todo entre los conservadores- piden que Washington redoble la presión económica, diplomática e incluso militar sin esperar el resultado de las conversaciones en Viena.
Giro
Acusado de debilidad por sus seguidores que defienden la línea dura, el Gobierno de Biden comenzó a subir el tono en octubre al advertir que “todas las opciones” están sobre la mesa para evitar que Irán se convierta en una potencia nuclear. Se trató de una manera de reflotar la amenaza militar.
Pero el exdiplomático Dennis Ross ha afirmado que esta referencia “rutinaria” a “otras opciones” es insuficiente porque “Teherán ya no se toma en serio a Washington”.
Agencia AFP
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