Gobierno local, al borde del colapso
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Desde hace semanas, los periódicos iraquíes han recogido informaciones sobre las maniobras de dirigentes como Allawi y la agrupación Tawafiq para intentar recabar los suficientes votos que certifiquen el final de Al-Maliki en una moción de censura. Aunque distantes en sus planteamientos políticos, tanto Allawi como Tawafiq, los parlamentarios leales al clérigo Muqtada Al Sadr y al partido chiita Fadhila han acercado sus posiciones para reunir hasta 124 de los 275 escaños del Parlamento, según declaró Salim Abdullah, un portavoz de Tawafiq. Dicha coalición todavía necesitaría nuevas deserciones del entorno de Al-Maliki para conseguir los dos tercios que necesita para derribar al gobierno.
Al-Maliki aún tiene el apoyo del bloque kurdo y de la principal coalición chiita, pero con un solo ministro sunita -el titular de Defensa, Abdul Qadir Obeidi, un independiente afecto al primer ministro-, su autoridad depende en gran parte de su capacidad para atraer a nuevos representantes de esa minoría al gabinete.
El matutino saudita «Al-Hayat» informó que el primer ministro negocia a tal efecto con el jeque Abd al-Sattar Abu Risha, líder del llamado Consejo de Salvación de Anbar, la milicia tribal de esa provincia que se ha aliado con las tropas del gobierno y del ejército norteamericano en una lucha fraticida contra las huestes de los radicales de Al-Qaeda. La maniobra semeja ser un esfuerzo tan arriesgado como inusual ante el controvertido pasado de Risha, un señor de la guerra al que se le achacaban vínculos con Al-Qaeda hasta que se separó de su férula por los métodos desquiciados de estos últimos. Acosado desde todos los sectores, Al-Maliki se desplazó a Turquía para mitigar las críticas de Ankara contra la presencia en territorio iraquí de bases de la guerrilla kurda del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). El ejército turco mantiene presión junto a la frontera común -donde cuenta con 200.000 soldados- y desde abril le ha solicitado permiso al jefe del gobierno turco, Recep Tayyip Erdogan, para lanzar una ofensiva en el Kurdistán iraquí para destruir las posiciones de los insurgentes del PKK. Al-Maliki y Erdogan firmaron un pacto en el que el jefe del gobierno iraquí acepta definir al PKK como «una organización terrorista». «Hemos llegado a un acuerdo para desplegar todos los esfuerzos para poner fin a la presencia en Irak de la organización terrorista PKK», señaló Erdogan en una rueda de prensa junto con Al-Maliki.
Sin embargo, la decisión acarreará más dificultades para el responsable del gobierno iraquí. El principal líder kurdo de la zona fronteriza con Turquía, Masud Barzani, ya había advertido que Bagdad no dispone de ningún poder para «poder imponer su política en el Norte».
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