Iglesia advierte que jamás aceptará invasión a Cuba
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El prelado reconoció « preocupación» por el actual momento que vive el país y llamó a intensificar la «oración» a la vez que rechazó cualquier intento de perturbar la concordia entre los cubanos. Asimismo, señaló que «algunos obispos» han mantenido contacto con el gobierno para interesarse por la salud del gobernante, formado en colegios jesuitas en su niñez.
«Oramos por la patria, oramos por Cuba y por quienes la dirigen. Es nuestra manera de poner el futuro en manos del Señor en estos momentos que es lo que le corresponde a la Iglesia, sobre todo la petición para que nada rompa la concordia entre los cubanos y nada perturbe la paz entre nosotros», dijo a la prensa. «Cualquier cosa que fuera de ese estilo no solamente sería rechazada, sino realmente muy lamentable», agregó. Las iglesias locales ofrecieron ayer sus misas por la recuperación del dictador enfermo y oran porque Dios «ilumine» al gobierno provisional.
La Conferencia de Obispos emitió un mensaje el sábado en ese sentido, que fue leído en los templos y ayer se hizo lo mismo en la Catedral.
«El delicado estado de salud que aqueja al presidente Fidel Castro Ruz constituye un momento especialmente significativo para nuestro pueblo. La Iglesia católica, como parte de este pueblo, comparte esta preocupación y las súplicas de todos los creyentes», dice el mensaje de los obispos. En «esta hora de la historia de nuestra Patria», la Iglesia manifiesta su «hondo deseo de paz y de fraterna convivencia entre todos los cubanos, que no puedan ser perturbadas por ninguna situación externa o interna», añade.
Ortega es el único cardenal cubano y en esa condición participó del cónclave en el Vaticano que eligió a Benedicto XVI como sucesor del extinto papa Juan Pablo II, que cumplió una histórica visita a Cuba en 1998.
En tanto, las esposas y madres de presos políticos rezaron también en una iglesia ubicada en la otra punta de La Habana, pero por la liberación de sus familiares como un acto de «buena voluntad» del régimen.
«Pedimos a Dios que ilumine a los nuevos dirigentes porque seguimos abogando por los prisioneros políticos», dijo Miriam Leiva, del grupo Damas de Blanco, que va a misa todos los domingos y desfila luego en silencio por una avenida de La Habana para exigir la excarcelación de sus familiares. «El pueblo de Cuba merece la libertad y no el totalitarismo de este momento», añadió.
Liberar a los presos sería un «acto de buena voluntad» por parte de Raúl Castro, el general de 75 años que asumió temporalmente de su hermano el control del Consejo de Estado, las fuerzas armadas y el gobernante Partido Comunista, dijo Laura Pollán, otra de las Damas de Blanco.
La postura oficial de la Iglesia cubana provocó fuerte molestia entre los cubanos anticastristas exiliados en Miami, que participaron el sábado a la noche en una vigilia para mantener viva la llama de «un cambio hacia la democracia» en su país.
El lugar elegido para la vigilia fue el restorán Versailles, centro neurálgico de los anticastristas, y a todos los participantes se les entregó una rosa blanca como símbolo del espíritu de «lucha pacífica» que mueve los corazones del exilio.
Ramón Saúl Sánchez, presidente del Movimiento Democracia, cuestionó la oportunidad del mensaje de la Iglesia cubana en el que pidió a Dios que iluminase las mentes de los responsables del gobierno provisional encabezado por Raúl Castro y aliviase los dolores de Fidel Castro en su lecho de enfermo.
Como institución religiosa, aseveró Sánchez, la Iglesia católica debe transmitir un mensaje de consuelo, pero éste ha obviado «el dolor que vive el pueblo de Cuba y los crímenes que se han cometido contra él», resaltó. «Le falta (al mensaje) un párrafo, la mitad», agregó.
Entre los asistentes a la vigilia se encontraba Bárbara Rángel, nieta del general Cornelio Rojas, fusilado a principios de 1959 por las fuerzas revolucionarias. Según ésta, la actitud de la Iglesia cubana prueba que «está comprada por el comunismo».
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