Nueva York - La lucha contra el cambio climático será el tema central de la 74º Asamblea General de las Naciones Unidas, que se inaugurará el martes en Nueva York con el discurso del secretario general, Antonio Guterres, seguido por dos escépticos de esta problemática: los presidentes de Brasil, Jair Bolsonaro, y de Estados Unidos, Donald Trump.
Con la resistencia de EE.UU. y Brasil, el cambio climático dominará la agenda de la ONU
La reunión anual cruzará a escépticos como los presidentes Donald Trump y Jair Bolsonaro, con dirigentes mundiales que alzan la bandera de políticas más eficaces contra las catástrofes ambientales.
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El espinoso tema del medio ambiente ya estuvo presente en las discusiones desde el pasado sábado, con el Youth Climate Summit en el que participaron jóvenes de todo el mundo y que fue inaugurado por la activista sueca Greta Thunberg y por Guterres, quienes hicieron una bandera del nuevo movimiento global por la lucha contra el cambio climático.
Para mañana, se espera el Climate Action Summit, una cumbre en la que se presentarán propuestas y acciones concretas en nueve coaliciones, y de la que participarán un centenar de jefes de Estado y de Gobierno, incluidos la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Emmanuel Macron.
Guterres aspira a estar en la vanguardia del combate contra el cambio climático. “No pretendo gobernar el mundo. Mi principal objetivo es hacer el mayor ruido posible” contra las amenazas climáticas, explicó a la prensa.
El entusiasmo del ex primer ministro portugués (1995-2002) por esta causa es un punto de inflexión en su mandato que arrancó a inicios de 2017, señaló Richard Gowan, experto del centro de análisis International Crisis Group.
“El hecho que el secretario general impulse tan fuertemente la agenda climática representa una evolución en la concepción de su rol”, explica el especialista de Naciones Unidas. A su llegada, Guterres consideraba que su antecesor, el surcoreano Ban Ki-moon, había hecho suficiente sobre el clima, con el éxito del acuerdo de París de 2015.
Pero el acuerdo de París ha encontrado importantes detractores. Dos de ellos harán uso de la palabra justo después del secretario general en la apertura de las sesiones de la Asamblea General: el brasileño Bolsonaro, centro de las críticas por su gestión de los incendios en la Amazonia; y el estadounidense Donald Trump, que hace dos años retiró a su país del pacto mundial.
Bolsonaro, el primer presidente latinoamericano en hablar en la Asamblea General, contestará a quienes lo responsabilizan por la ola de incendios en la selva. De hecho viajó pese a que recibió el alta médica de una operación a fines de la semana pasada.
A diferencia de las declaraciones realizadas precedentemente, en esta ocasión no mencionó a ningún presidente en particular, sugiriendo que no usará la tribuna de la ONU para reavivar la polémica que mantuvo con Macron.
Para este viaje, Bolsonaro encabezará una delegación que incluirá a Ysani Kalapalo, una indígena que vive en la Amazonia y que recientemente compartió un video en redes sociales en el que aseguró que los incendios que afectan a esa región eran una “fake news”.
Los incendios en la Amazonia se convirtieron en una noticia mundial desde fines de agosto y pusieron en duda la ratificación del acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) luego de los cruces entre Bolsonaro y Macron, quien llegó a sugerir un estatuto internacional especial para la selva brasileña.
Trump, en tanto, volvió a desairar a la cumbre sobre el clima y, en su lugar, asistirá a un panel sobre religión.
La Casa Blanca reservó en el Palacio de Cristal, a la misma hora del encuentro sobre el clima, una sala de conferencias para una reunión sobre la libertad religiosa a nivel global. Una elección que confirma el escepticismo del magnate sobre las cuestiones ambientales.
De todos modos, no es la primera vez que boicotea sesiones de encuentro a nivel internacional sobre el clima: ya lo hizo en el G7, en Biarritz, y ahora hace lo mismo en la ONU.
“No participar en el encuentro pero estar en el palacio de la ONU es un ataque”, sostuvo David Waskow, director de la iniciativa sobre el clima de World Resources Institute.
La verdadera fecha límite para los defensores de la lucha contra el cambio climático es fines de 2020, cuando el Acuerdo de París obligará a los firmantes a revisar su balance. Para tener una chance de frenar el calentamiento global del planeta a +1,5ºC (en relación al siglo XIX), el mundo debería ser neutro en carbono para 2050, según el último consenso de científicos que estudian el tema a pedido de la ONU.
Pero estamos lejos de esa meta. El año pasado hubo una lluvia de malas noticias. Nunca los humanos arrojaron al aire tanto dióxido de carbono como en 2018. Las canículas del verano boreal hicieron de julio de 2019 el mes más caluroso jamás registrado en la Tierra desde 1880. Los cuatro últimos años fueron los cuatro más calurosos. Y los estudios revelaron que los casquetes polares se derriten aún más.
Los grandes bancos se suman a la lucha contra el calentamiento global
Nueva York - Bancos con más de 47 billones de dólares en activos, o un tercio de la industria mundial, adoptaron hoy los nuevos principios de “banca responsable” respaldados por la ONU para combatir el cambio climático, lo que podría alejar sus libros de préstamos de la industria de los combustibles fósiles.
Deutsche Bank, Citigroup y Barclays están entre los 130 bancos que se unieron al nuevo marco en vísperas de la cumbre de Naciones Unidas en Nueva York, que apunta a presionar a los gobiernos y las compañías a actuar rápidamente para evitar un calentamiento global catastrófico.
“Esto significa que los bancos tienen que considerar el impacto de sus préstamos sobre la sociedad, no sólo sobre sus carteras”, explicó Simone Dettling, representante líder de los bancos en la Iniciativa Financiera del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Bajo presión de los inversores, reguladores y activistas del clima, algunos de los grandes bancos reconocieron el rol que los prestamistas necesitan desempeñar en una transición rápida a una economía baja en carbono.
El financiamiento para el petróleo, gas y carbón fue objeto de un particular escrutinio a medida que científicos intensificaron sus pedidos para cambiar la fuerte dependencia de la economía mundial en combustibles fósiles para evitar un calentamiento desastroso.
Los mayores defensores de los principios dicen que las normas alentarán a los bancos a desviar sus portafolios de préstamos de los activos intensivos en carbono y redirigir capital a industrias más ecológicas.
Los críticos, en tanto, argumentan que los bancos deberían ir más allá al comprometerse explícitamente a eliminar paulatinamente el financiamiento a proyectos ligados a combustibles fósiles y agronegocios que generan deforestación en la Amazonia, el sudeste asiático y otras regiones.
Sin embargo, los nuevos estándares también podrían obligar a los bancos a elegir entre los negocios anteriores de clientes en sectores con alto contenido de carbono y el riesgo de ser acusados de no cumplir con los principios si continúan financiando tales empresas.
Otros bancos que se unieron a los principios incluyen a Danske Bank, BNP Paribas, Lloyds Banking Group
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